Punto de Vista de Kaelen
En el instante en que llegué a la calle, Hugo se agitó.
—Sabes que tu Papá va a comerte vivo, ¿verdad?
—Por favor. —Puse los ojos en blanco—. Incluso tú sabes que no le temo al viejo.
Se rió entre dientes en respuesta.
—No, pero tienes que respetarlo, te guste o no. Ese vínculo Alpha es un verdadero fastidio, ¿no?
Argh... el maldito vínculo Alpha. Esa era la única maldita cosa que hacía que ofender al viejo fuera casi imposible.
¡Maldita sea, odio todo sobre ser un maldito hombre lobo!
Me burlé.
—Si no fuera por eso, me importaría un bledo.
Deslizándome en el asiento del conductor, encendí el motor y lo dejé rugir.
—Siempre puedes huir, ¿sabes? —sugirió Hugo perezosamente—. Vuélvete renegado. Vive en las montañas. Come conejos.
—¿Y convertirme en nada más que un animal salvaje en forma de hombre lobo? —Mis ojos se abrieron como platos—. Ni hablar, Hugo.
Resopló.
—Entonces conduce, muerto viviente.
El camino a casa fue tranquilo. Sin embargo, sabía que era una