Estando más calmada se separa de mí dejando un vacío profundo entre mis brazos, necesitaba adorarla otro rato más, mi sed de su cuerpo y su cercanía no llegaba al punto límite.
El sutil silencio entre nosotros se extendió durante un largo tiempo, no quise reprocharle su irresponsable salida a aquel bar, ni la confianza que le brindó a su ex para aceptarle los shots cargados de heroína, y mucho menos el hecho de haberse ido sin explicarme el infame revolcón con Evan.
Desayunó sin objetar, de vez en cuando me miraba de soslayo palideciendo instantáneamente, y lo todavía preocupante era que su cuerpo seguía experimentando las réplicas nerviosas de la pesadilla, estaba fundida en una inseguridad de la que no me quería hacer parte, quizá por orgullo o vergüenza.
─Gracias ─dice con voz inestable.
─ ¿Te sientes mejor?
─Sí ─suspira tragando en seco el último bocado del beicon.
─Te preparé la tina, puedes usarla ya mismo si gustas. Sobre mi cama hay un conjunto de interiores que te mandé a comp