Capítulo 26. En la boca del lobo

Sebastián llegó a Roma y no encontró a Francesca, temía lo que pudiera hacer en complicidad con su padre, sabía que eran de cuidado y no confiaba para nada en ellos. Se cansó de llamarla, durante tres días insistió, pero fue infructuoso hasta el cuarto día que lo atendió.

—¿Dónde estás? ¿Por qué te fuiste cuando te dije que te quedaras aquí? —preguntó Sebastián sin simular su molestia.

“Mira Sebastián, vamos a hablar claro, a ti te da igual para donde yo ande… lo único que debe importarte es que tu hijo nació y está bien” dijo la mujer, la duda y la sorpresa hicieron estragos en el interior del hombre.

—¿Cómo qué nació? Se suponía que la cesárea te la harían la semana que viene ¿Por qué la adelantaron?

“Pues debieron hacerme una cesárea de emergencia… de todas maneras no te preocupes, ya vamos de camino a Roma… vamos a llegar a un hangar del aeropuerto, te envió la información en un mensaje” respondió la mujer.

—Entonces espérame allí, voy a buscarlos.

Sebastián después de cortar la l
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