Sofía Torres había aprendido a leer a las personas antes de que abrieran la boca. Una mirada bastaba. Un apretón de manos. Una sonrisa demasiado estudiada. Por eso, cuando Valeria Luján entró a su oficina con un traje blanco marfil y un gesto impecable, supo que no era una visita ordinaria.
Lucía la presentó de manera formal:
—Doctora Torres, le presento a la arquitecta Valeria Luján, representante del fondo Ardent Global. Están interesados en el proyecto de energías limpias de nuestra sede Patagonia.
Sofía se puso de pie, con elegancia. Extendió la mano.
—Señorita Luján, un placer tenerla aquí con nosotros.
Valeria sonrió, tomando la mano con firmeza.
—El placer es mío. He seguido sus avances en el mercado internacional con admiración.
—¿Y qué la trae hasta aquí personalmente? Ardent suele enviar representantes más… técnicos.
Valeria se acomodó con naturalidad, desplegando una carpeta de presentación.
—He decidido involucrarme más activamente en los acuerdos que implican alianzas est