Capítulo 95.
Logan.
No es un gesto de ternura, nada de nosotros lo es. La muerdo, y ella responde con uñas en mi cuello, arrancándome la piel como si quisiera marcar su nombre con sangre.
Mi lengua lucha contra la suya y la derrota, mis dedos se cierran en su garganta justo lo suficiente para recordarle quién lleva el pulso de este instante. La elevo de la cintura, apretando sus caderas contra las mías hasta que el aire se rompe en gemidos ahogados.
—Suelta… —jadea contra mi boca, pero no lo hace con convicción. Sus ojos son odio y fiebre, y eso me prende más que cualquier súplica.
—No me lo pidas, porque no quiero— gruño contra sus labios, dejando mi voz hundirse en su piel. —Me retas, Evelyn, y no entiendes que no sé jugar suave.
Ella me muerde la mandíbula, me escupe apenas un “animal” con el mismo veneno con que antes me dijo “comisionado”. Sonrío, porque tiene razón, soy eso. Un animal que no conoce límites cuando se trata de ella.
Su cuerpo tiembla entre mis brazos, no de miedo, sino de rabi