Evelyn.

Mi reflejo devuelve lo que quiero. No queda ninguna marca que delate el encuentro desafortunado que tuve días atrás y eso espero que suceda con la mente. Aunque esa maldit@ tenga la habilidad para no dejar que la cicatriz desaparezca.

Suelto la brocha y voy por la caja azul que tiene un listón de seda.

Una fecha que antes me llenaba de ideas sobre obsequios, ahora me sujeta entre barrotes llenos de disculpas que jamás podré ofrecer.

El mundo está lleno de pesadillas. Soy una de ellas y duermo con las propias todos los días, pero despierto con la misma energía que siempre, aunque el ánimo ahora sea como esos instantes en los que no me reservo hasta las palabras más simples. Corbin me espera en el comedor, pero en esta ocasión no desayuno con él. No lo quiero cerca este día. Y al menos entiende por qué.

Genzo me lleva al cementerio en donde camino un tramo antes de llegar a la zona solitaria reservada solo para él.

En cuanto llego, Genzo se aparta, dejándome sola con la caj