FAITH
En tantos años juntos no recordaba haber visto a Nate enfermo, o por lo menos no tanto. Era algo gracioso verlo con la nariz roja y estornudando, echado en el sofá con una manta hasta el cuello. Estaba adorable.
—Esto es una puta mierda —se quejaba.
Me reí y seguí derritiendo el chocolate. Cuando estuvo, se lo serví en una taza.
Nate me miró con una sonrisa medio torcida, su pelo desordenado y su piel ligeramente pálida por el resfriado. Me acerqué y le di un beso en la frente. Sentí el calor que emanaba de su piel.
—Estás ardiendo, ¿seguro que no quieres ir al médico?
—Que no, que no.
—Cómo vaya a peor... —empecé a amenazar.
—Si voy a peor te tendré más tiempo de enfermera —le restó importancia—. Estás super sexy con el pijama de renos. Muy follable la verdad.
Se puso a estornudar y me entró la risa ligera.
—Eso te pasa por reírte de mi pijama. —Me puse de puntillas y le di otro beso, Nate se quejó algo reticente por si me pegaba el resfriado—. Anda bébete eso, voy a prepararte