Damon
La noche ha caído desde hace tiempo cuando escucho pasos sigilosos en el pasillo. La tenue luz de la luna apenas ilumina la habitación donde me he acomodado, una sombra entre las sombras. No necesito ver para saber quién se acerca. Su olor me llega mucho antes de que entre. Esa mezcla embriagadora de bosque húmedo y rosas silvestres. Alina.
Ella entra silenciosamente en la habitación, cerrando la puerta tras de sí. Su figura delgada está envuelta en un vestido ligero, una simple tela blanca que se ajusta a la curva de sus caderas y deja entrever la piel desnuda de sus hombros.
— ¿No estás durmiendo? —pregunta suavemente.
Me incorporo, mis ojos dorados atravesando la oscuridad.
— Te estaba esperando —digo alzando una ceja.
Ella avanza hacia mí, sus pasos ligeros sobre el suelo de madera. La luz de la luna ilumina su delicado rostro, sus ojos brillando con un destello indescifrable.
— ¿Qué?
— Tú.
Ella se detiene, su aliento suspendido. Luego, lentamente, se acerc