Ezra
Me incorporo lentamente, mis músculos ardiendo con una nueva energía. Mi sangre pulsa en mis venas como veneno líquido. Todo en mí está afilado: mis sentidos, mi visión, mi rabia.
— Estoy listo.
Ella sonríe, mostrando colmillos finos y afilados.
— Bien. Entonces muéstrame de qué eres capaz.
El suelo tiembla. Una sombra emerge de las tinieblas: una criatura masiva, cubierta de pelaje oscuro. Sus ojos rojos brillan en la penumbra. Un lobo corrompido. Me observa un momento, luego salta, con las garras al aire.
No pienso. Mi cuerpo se mueve antes de que mi mente lo ordene. Esquivo su ataque con un movimiento fluido, y mi mano se lanza, mis garras hundiéndose en la garganta de la criatura. Un crujido seco resuena mientras lo empujo contra la pared rocosa.
El lobo gruñe, se levanta tambaleándose, sangre negra fluyendo de su boca. Ataca de nuevo, pero esta vez lo intercepto en el aire. Mis colmillos se clavan en su nuca. Un aullido desgarrador se eleva, luego se desploma, inerte.
Me inc