Damon
El silencio reina en el claro después de la partida de Adrian y Caelan. La bruma todavía se aferra a los árboles, como si el bosque mismo contuviera el aliento. Mi corazón late pesadamente en mi pecho, y mis manos aún tiemblan por la rabia que me ha atravesado.
Alina está cerca de mí, su respiración es corta, su mirada fija en el punto donde Adrian ha desaparecido en la sombra. Su mano está en la mía, y me aferro a esa sensación para no hundirme.
— No debiste dejarlo ir, murmura finalmente.
Me giro ligeramente, mis músculos tensos.
— Si lo hubiera matado… me habría convertido en como él.
Alina se acerca, posando una mano en mi mejilla.
— No. Eres más fuerte que eso.
Cierro los ojos un instante, saboreando el calor de su contacto. Pero el peso del momento es demasiado pesado. Me alejo ligeramente, sintiendo el vacío abrirse bajo mis pies.
— Damon…
— Regresará, digo sombríamente. Adrian no se rendirá. Y Caelan…
Aprieto los dientes. La traición de mi hermano m