Alina
La luz de la mañana filtra a través de las cortinas finas, proyectando sombras suaves en las paredes de la habitación. Abro lentamente los ojos, un dolor sordo irradiando de mi costado. Cada respiración es un recordatorio brutal de la noche anterior. Los recuerdos afloran en ráfagas: la pelea, la sangre, el grito desgarrador de Damon cuando Lucien me golpeó…
Mis dedos rozan la cicatriz fresca bajo mi camiseta. Damon insistió en que me quedara en la cama después de la pelea. Pero odio sentirme débil.
Me incorporo con dificultad, mis músculos protestando bajo el esfuerzo. Las sábanas se deslizan sobre mi piel desnuda, exponiendo la mordida del frío matutino.
— Estás despierta.
La voz grave y ronca de Damon me saca de mis pensamientos.
Él está allí, apoyado en el marco de la puerta, torso desnudo, una fina cicatriz corriendo a lo largo de su costado izquierdo. Su cabello aún está húmedo, haciendo que gotas de agua resbalen por su torso musculoso. Su mirada es oscura, penetrante, pe