Capítulo 115

—Señorita Flores —saludó Francisco cuando se acercó a mí.

Estaba sentada a la mesa y Adam se había marchado para saludar a unos invitados. Había caído la noche y el cielo estaba bellamente iluminado con sus incontables estrellas.

Francisco se sentó a mi lado, donde anteriormente estaba Adam, un mesero le ofreció una copa de vino y él aceptó.

—Señor Francisco —saludé y sonreí.

A lo lejos, en la pista de baile, muchos invitados bailaban alegremente. Me aliviaba que todo estuviera transcurriendo sin ningún contratiempo.

—Es una boda muy hermosa —dijo él después de darle un trago a su vino—. La felicito, señorita Flores, se esforzó mucho y obtuvo una de las bodas más elegantes y hermosas a las que he asistido.

—¿Y no le gustaría tener su propia boda? —pregunté.

Recordaba que las damas de honor me habían pedido que le sacara la información de si estaba casado o soltero, el Señor Editor era todo un misterio para nosotros, hasta para Adam que comenzaba a cuestionarse qué intenciones tenía re
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