Seth y Ameline se besaron apasionadamente, sintiendo un deseo renovado que hizo que se olvidaran de todo lo demás.
Se apartaron en un momento, jadeando, y él tomó su rostro entre sus manos, mirándola intensamente, tanto que hasta casi la hace querer apartar la mirada, pero pronto acarició su mejilla con los dedos y volvió a besarla.
El beso de Seth se prolongó, y Ameline se dejó llevar por la calidez que emanaba de su contacto.
Sus manos se relajaron contra su pecho, sintiendo el latido acelerado bajo su palma. Seth respondió inclinándose más cerca, su cuerpo presionándose contra el de ella con una suavidad que contrastaba con la intensidad previa. Sin romper el beso, la guio con lentitud casi molesta hacia el sofá, sus pasos cuidadosos como si temiera que ella se desvaneciera entre sus brazos, cosa que la hizo aferrarse a él y clavar sus uñas en su piel a modo de protesta, queriendo intensificar, pero él se mantuvo firme.
Cuando llegaron, la ayudó a sentarse con delicadeza, se