Soy una prisionera

El calor del cuerpo de Seth contra el de Ameline comenzó a mezclarse con una sensación de calma que se deslizaba por sus extremidades, como una marea suave que la envolvía.

El sueño la reclamó lentamente, sus párpados pesando más con cada respiración profunda que compartían. Aún abrazada a él, sintió cómo su mente se nublaba, el agotamiento físico y emocional llevándola a un estado de relajación que no podía resistir.

Sus brazos, que lo rodeaban con firmeza, se aflojaron ligeramente, pero no lo soltaron, como si su subconsciente se negara a dejarlo ir. Percibió la mirada de Seth sobre ella, un peso cálido y silencioso que la hizo girar la cabeza apenas, sus ojos entrecerrándose mientras lo observaba a través de las pestañas. Antes de que el sueño la venciera por completo, sintió un roce suave contra su frente, un beso delicado que Seth depositó con una ternura que la hizo suspirar. Luego, la oscuridad la envolvió, y se dejó llevar, su cuerpo relajándose por completo en sus brazos mi
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