—Entonces… ¿puedes decirme por qué Seth está tan obsesionado con ese reloj? —preguntó Ameline hacia Prissy, hermana de Seth, que asintió mientras terminaba de poner un poco de crema en su mejilla hinchada.
—Sí, n-no creo que haya problema… muchos lo saben, incluso los enemigos de Seth. —Prissy tomó aire—. El reloj fue, en un principio, un regalo de bodas…
—¿Un regalo de bodas? —Ameline se sorprendió—. ¿Seth se iba a casar?
Antes de que Prissy pudiera responder, Marco de repente se apareció, golpeando con fuerza los barrotes de la celda.
—Pristina —dijo Marco con dureza, mirando a la joven—. Tu hermano dice que necesita tu ayuda con un herido arriba, debes ir.
—Oh… —Prissy miró con pesar a Ameline—. Lo siento, seguiremos hablando después… Y no te preocupes, puedes comer y beber todo lo que quieras, mañana te traeré más —le prometió, para luego marcharse junto con Marco, que le dedicó una mala mirada antes de retirarse con ella.
Ameline maldijo al quedarse con la duda de la historia s