Ameline la miró muy seria.
Por dentro, luchaba con sus propios sentimientos de culpa, tratando de no dejar que se reflejaran en sus ojos. *¿Qué tan inteligente es Prissy realmente?* ¿Podía detectar una mentira bien dicha, o era tan ingenua como aparentaba?
Se recordó a sí misma en los viejos tiempos, colándose en hoteles, actuando para evitar que la atraparan, fingiendo ser quien no era. Había sobrevivido gracias a sus mentiras. *Una más no va a matarme.*
Acomodó la expresión de su rostro y la suavizó con una falsa sinceridad.
—De verdad… me gustaría poder darte una respuesta firme, pero no. No estoy completamente segura de quién es el padre. Lo único que puedo decir es que, por lo que sé… no creo que sea Seth.
Prissy la miró con intensidad.
—¿No hay… aunque sea una mínima posibilidad?
Ameline dudó por una fracción de segundo, pero se obligó a asentir, conteniéndose de morderse el labio.
—Tal vez. Pero si la hay, es insignificante.
Prissy suspiró. Por un momento pareció decepcionada,