Capítulo 89. Que la luna y el tiempo sean testigos
Kael siente un estremecimiento recorrerlo. Sus labios tiemblan.
—No recordará lo que vivió contigo, ni lo que perdió, ni el sacrificio que hizo. Todo será borrado, salvo lo que su alma conserve en lo más profundo —añade Selene.
Kael baja la cabeza, sus puños se aprietan contra el suelo. Un dolor nuevo lo atraviesa: el de ser borrado de la memoria de la mujer a la que ama, pero que no tuvo el valor de reconocer a tiempo.
—¿Entonces dónde estaré yo mientras ella renace? —pregunta con la voz ronca, casi rota—. ¿Qué pasará con todos los traidores de la manada? ¿También tendrán la oportunidad de vivir de nuevo?
Kael aprieta sus puños al recordar lo que descubrió justo antes del ataque: la traición de Erika y su familia, la manipulación, el hechizo de sangre que tenía encima. Él mismo acabó con la vida de ellos minutos antes de que el alfa Oscuro llegara con su ejército.
El silencio de Selene dura apenas unos segundos, pero para él se siente eterno. Luego, la respuesta llega como una conden