Punto de vista Rocío
Mientras tanto, yo estaba terminando unos documentos que habían quedado pendientes desde la última cena. Esa noche… la última noche donde me entregué por completo. Donde creí que era amada. Donde me ilusioné con cada caricia, con cada palabra. Para luego caer. Caer en un abismo de silencio, de dolor, de rechazo.
Recordé que la tía Rafaella. Había entrado a la oficina de Max minutos antes, pidiendo que aceptara el traslado temporal de nosotras tres, durante un tiempo indefinido para sanar. Para reconstruirnos. Dijo que, una vez estuviéramos emocionalmente estables, regresaríamos. Pero, ¿quién sabe cuándo será eso?
Estábamos distanciadas, cada una metida en su propio duelo, sus heridas, sus decisiones. Incluso nuestra amistad se estaba poniendo a prueba.
Entonces escuché un ruido fuerte. Gritos. Desde la oficina de Max. Me puse de pie de inmediato, pero me contuve. A los segundos, Rafaella salió con una expresión de pocos amigos. Se dejó caer en la silla frente a mi