Capítulo 181.

Tenía la boca demasiado seca, sus labios agrietados.

Carraspeó su garganta, se movió hacia la izquierda, luego hacia la derecha de manera torpe y lánguida, intentó abrir sus ojos, pero de inmediato los cerró, poco a poco reanudó la acción, esperando a que éstos se acostumbraran a la luz de aquella habitación en la que se encontraba.

Cuando por fin sus azules ojos se encontraron abiertos, Adalia intentó sentarse, fracasando de inmediato, dándose cuenta de dos cosas: estaba esposada a la cama, y Derek no estaba a su lado.

Carraspeó su garganta una segunda vez, pensó en llamarlo, pero pronto se arrepintió. No lo quería cerca. Ni en aquel instante, ni en otros, ni nunca.

No entendía por qué estaba esposada, si él le dijo que no la esposaría. Adalia suspiró con desesperanza, debía de dejar de creer en sus pal

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