- Oímos gritos desde el pasillo. Por suerte sólo estamos nosotros en este piso. Te comprometiste con Aimê. ¡Le debes respeto, mocoso!
- I... La respeto. - Catriel intentó defenderse, mientras sus padres continuaban:
- ¿Qué haremos si los D'Auvergne Bretonne se enteran de esto?
- La propia Aimê, a la que seguro que le gustas y...
Salí tímidamente de detrás de la puerta, sujetándome la parte delantera de la camisa para que no se abriera:
- Hola... Majestades. - Saludé con la mano libre, intentando parecer natural, pero lejos de conseguirlo.
Oí suspirar a la reina Nair y la tensión abandonar al rey Colton.
- ¡Ah, querida! Pensé que... No eras... ¡Tú! - confesó con una sonrisa incómoda.
- He sido yo. E... Si fuera otro, tu hijo estaría en problemas, ¡créeme! Yo descuartizaría al príncipe. - Miré a Catriel con seriedad.
Catriel se echó a reír y luego me abrazó:
- ¡No te preocupes! No traicionaría a mi prometida -me aseguró-.
- Me alegra tanto verte así... No sabes cuánto he deseado que os