Carlota desvió la mirada y se perdió en sus pensamientos por largos segundos.

Ella había soñado durante mucho tiempo con aquel nieto, pero no imaginó que llegaría de una forma tan repentina. Volvió a mirar el rostro de Benjamín; no había felicidad en él; al contrario, su hijo ni siquiera había dormido bien. Una preocupación rodeaba su semblante. Carlota podía sentir que había un problema en medio de todo aquello.

—¿Estás seguro de que ese niño es tu hijo? —La pregunta hizo que Benjamín apretara la mandíbula y que su preocupación se extendiera.

Carlota sentía a Benjamín distante de ella. Sabía que necesitaría tiempo para recuperar la confianza de su hijo después de todo lo que había sucedido. Para que esto ocurriera, ella no lo juzgaría, ni siquiera depositarí