19. ¿Ha notado mi ausencia?
Esa noche, Luca no ahondó en detalles por respeto a la joven y Emilio tampoco lo hizo por las mismas razones. Bebieron, rieron y compartieron recuerdos de la infancia de cada uno, justo como solían hacerlo en los viejos tiempos.
«Su amigo volvía a sonreír… sonreír de verdad», fue lo que pensó el doctor Valente mientras se despedían.
Emilio no llegó a dormir, o al menos eso fue lo que notó Grecia cuando cayó rendida poco antes de las cuatro de la madrugada, y en efecto, no lo hizo. El padre de su hijo estaba seguro de querer necesitar espacio, quizás por esa noche o un par de días más, no lo sabía, pero quería desesperadamente aclarar sus ideas y poner cada cosa en su sitio, y con ella, sabiéndola a una habitación lejos de la suya, no lo conseguiría, así que reservó la suite presidencial de su propio hotel y aprovechó para trabajar un poco.
Dormir no era una opción, no si ella iba a escabullirse en sus propios sueños.
Un par de horas después, cuando un tenue rayo de luz anunciaba el am