Cap. 22 El problema de la luna y el alfa
Decidió hablar con su nieto sobre el tema y lo llamó al estudio.
—Boris.
—Abuela, tenemos que hablar.
—Claro que lo haremos —sonrió—. Voy a despedir a Rowena.
—¿Cómo dices?
—Esa joven te está inquietando, anoche los vi y no lo permitiré.
—Abuela… Ella es mi luna.
Enrietta rio con sus palabras y comentó.
—¿Crees que la diosa cambió de parecer?
—No lo sé, pero… Ella es mi luna, pude sentirlo desde mucho antes, sé que es ella.
—Boris… Hace muchos años que lo de la luna y el alfa acabó, no hay destinados para amor eterno ni nada.
—¿Por qué dices eso?
—Porque lo sé, lo viví y por años, muchos, por cierto, han sido de esa forma y hay que adaptarse a lo que viene.
—¿Adaptarse?
—Eres joven, eres listo y fuerte, quiero que te cases con alguien que te convenga, una loba fuerte que te dé cachorros.
—Rowena es el amor de mi vida.
—Basta de eso, lo que conseguirás es que la odié.
Se levantó molesta y fue hacia la ventana en donde Dash era ejercitado por Lester.
—Rowena no es para ti, en cambio, Nor