Capítulo II. Una llamada inesperada.

Vermont.

- “Sargento según las últimas pruebas, queda confirmado, que Harry Morris, alías Degollador, está implicado en el robo de la calle cincuenta dos, y es posiblemente que sea el responsable de la muerte de George Burton.”- mire al detective Cooper, mientras me hablaba.

- “Me lo sospechaba, ¿Qué ha dicho el fiscal del distrito de las pruebas que le hemos enviado? ¿Cómo va la petición al juez para el registro de la casa de la madre del Degollador?”- pregunté.

- “Dice que con lo que hemos descubierto, tendrá la orden en quince minutos.”- dijo sonriendo Cooper.

- “Se ve que quiere cerrar el caso pronto, normal, este asesinato ha molestado a muchos de la junta de vecinos de la zona, no quiere, que, con las elecciones a la vuelta de la esquina, se le escapen esos votos.”- dije sonriendo burlón.

Llevó más de cinco años como policía en Nueva York, es mi segundo destino, después de que salí de la academia. Me costó mucho cumplir mi sueño, por eso llegué a la academia después de acabar mi carrera de económicas y empresariales en la Universidad de Stanford.  

Es extraño, que, a pesar de tener muchos compañeros de trabajo, sólo tengo dos auténticos amigos, Dante y Smile, fueron compañeros míos en la universidad de económicas y empresariales, además de los únicos que me apoyaron para que diera el paso para cumplir mi sueño.

Nadie en la comisaria lo sabe, en realidad mantengo un perfil bajo, en ese sentido. Vivo de mi sueldo, pero en realidad, soy la cuarta generación de una de las familias más ricas de Cleveland, mi familia se dedica a la industria armamentística y tecnológica, tiene muchos contratos con el Pentágono, de hecho, yo en estos momentos, como hacen mis amigos, debería estar manejando ese grupo de empresas, en vez de estar sentado en el despacho de una comisaría de uno de los distritos de Nueva York.  

Pero ser un CEO, multimillonario, y aburrido, no es mi sueño, siempre me ha gustado trabajar para lo demás, ayudar, la justicia y el deber del trabajo policial, por no hablar de la adrenalina, y el peligro, que nunca tendría en un maldito despacho. Se lo intenté explicar a mis padres, pero al ser hijo único, mi padre lo sintió, como si lo estuviera rechazando. Adoro a mis padres, son los mejores del mundo, mi madre es la típica mujer de sociedad, pero que adora a su retoño, de hecho, a ojos de Elisabeth Wilson, yo siempre seré su bebe, la única manera que eso cambie, es que le dé un nieto, con el que ella pueda volcar todo su amor, y por ahora no estoy por la labor, no deseo formar pareja, ni casarme. La vida es mejor cuando te dedicas a picotera, sin comprometerse a nada, eso sí, dejando las cosas claras desde el principio, para que después no haya sorpresas. 

Mi padre, por el contrario, se llevó un gran disgusto, no discutió conmigo, ni me impuso nada, más bien, quiso hacerme ver que lo que yo he soñado, no puede hacerme feliz, viniendo yo de dónde vengo, de esa lujosa vida. 

Así que hicimos un trato, si después de dos años trabajando de policía, y sosteniéndome yo económicamente, sin recibir ayuda económica de ellos, ni de nadie de mis amigos, sólo de mi trabajo, no insistirían más en que volviera, y respetarían mi decisión, en cambio si no podía soportarlo, debía de volver para tomar mi puesto como heredero, y futuro CEO, de Wilson Weapons Technology Group. 

A día de hoy, llevo ya siete años siendo policía, y mi padre, aunque se lamente en ocasiones, sobre todo por el miedo con el que vive mi madre a que su retoño le pase algo, sigo trabajando de lo que me gusta.

En fin, me ha costado llegar hasta donde me encuentro ahora, lo que me llena y me hace feliz, y no para volver atrás. Tengo decidido, que, si heredo los negocios de mi padre, me buscaré un buen gestor, o hablaré con mis amigos Nikolaus, y Bacon, ósea Dante y Smile, para que me ayuden a gestionar mis empresas, mientras yo me dedico a ser policía. 

Lo mismo, en un futuro muy lejano, muy lejano, tendré un hijo, o una hija, y ellos querrán ser CEO, o lo que deseen, da igual lo que quieran siempre los apoyaré. Pero eso por ahora ni lo contemplo, sólo tengo veinte ocho años, y mucho por hacer en mi carrera.

- “Sargento, la víctima del caso valle, ya ha llegado para la rueda de reconocimiento.”- me dijo la oficial García. 

Yo la miré, estaba muy distinta de como la había visto esta mañana, después de una noche, de sexo desenfrenado, y muy satisfactorio, ahora parecía toda una profesional, no la mujer desatada, que gemía de placer, mientras la penetraba. 

No suelo tener escarceos con mis compañeras de trabajo, pero es que Susan García es la mujer más fogosa que he conocido este último año, además es una mujer que no desea comprometerse, sospecho que es porque está casada con un hombre que casi nunca está en casa. Aunque no sé la razón, ni me importa, si tengo claro que, si no cuidas lo tuyo, no te quejes si alguien llega y te lo arrebata, pero ese no es mi caso, para mí la agente García no es más que un entretenimiento momentáneo.

Cuando acompañé a la víctima a la sala de reconocimiento sentí que me vibraba el móvil, me había llegado un mensaje, suelo dejar mi móvil personal silenciado, en el trabajo, para comunicarme con mis agentes y mis detectives, tengo el que se me entregó cuando me nombraron sargento de la sección de investigación criminal del distrito Brooklyn, hace ya dos años. Así que pensé que algún mensaje de mi madre me había llegado.

Mientras entraba en la sala de reconocimiento, para la víctima, donde se protegería su identidad, detrás de un gran cristal, para que así ella mirara libremente y con tranquilidad a los posibles sospechosos, el móvil volvió a vibrar esta vez mas seguido. Me dio mala espina, me temía que esa insistencia era debida a que mi madre pronto se iba a presentar en mi casa, con la intención de “mimar a su niño”. Y eso significaba, que volvería a insistir en comprarme, un piso de lujo en Manhattan, o un coche, o un viaje carísimo que no podía permitirme, todo a escondidas de mi padre.  

No quiere decir que mis padres, aunque decida vivir mi vida así, no tengan esperanzas de que cambie de idea, mi madre intentada que viva por encima de mis posibilidades económicas, con respecto a mi sueldo, y mi padre, contando a sus amigos y conocidos, que su hijo trabaja en una empresa multinacional, y que vivo en Europa, cuando los visito, debo representar ese papel, para que estén contentos, y lo hago porque son mis padres, y los quiero. Ellos no tienen la culpa de mi elección de vida. En el fondo comprendo su frustración, si yo no hubiera seguido mi sueño, me sentiría igual que ellos ahora.

La víctima, aunque se la veía nerviosa y aprensiva al principio, al final tras unas palabras de tranquilidad de mi parte, hizo su trabajo, señaló al culpable, con seguridad, y con eso no hizo falta más, esta noche el culpable dormiría entre rejas, y la ciudad de Nueva York dormiría más tranquilidad, con otro criminal fuera de sus calles.

Ya en mi despacho, y porque se acercaba el final de mi turno, decidí ver que era lo quería mi madre, pero la sorpresa fue mayor cuando vi varios mensajes de Smile, y dos llamadas de Dante, algo había sucedido. Al abrir los mensajes todo se confirmó, algo pasaba algo grave. 

- “Llámanos a uno de los dos, algo malo va a suceder. Y te afecta directamente.”- decían más o menos los mensajes.

Esos dos no me llamarían si algo no pasara, ¿podía ser que esos dos se hubieran metido de nuevo en una pelea por defender el honor de sus mujeres?, ¿cómo pasó la última vez que los tuve que sacar de un problema?  Aunque lo dudaba, Nikolau, y Bacon eran dos multimillonarios, que llevaban las empresas Nikolaus LG Electronic, uno como CEO, y el otro como vicepresidente, además de ser unos maravillosos maridos, esclavos de sus preciosas mujeres, y padres de familia.

En dos años su vida les había cambiado mucho, justo cuando conocieron esas exmodelos, e inteligentes mujeres, que los volvieron locos, y lo entendía, Samary y Valeri son dos fuertes, bellezas, inteligentes, pero, sobre todo, peligrosas, que volvieron locos a mis dos amigos.

Hoy en día ni el Demonio es tan demonio, más bien es un corderito, engatusado, por una preciosa científica exmodelo. Dante tiene que competir por la atención de esta diosa, con uno de sus hijos, el varón, Niko, que han salido igualito a su padre, tanto físicamente como de carácter, y el mundo no está preparado para ello. También está la pequeña Samy Helena, una mini bellísima bruja, exigente, dulce y peligrosa, que ha robado el corazón al Demonio, como de cualquier hombre que se le acerque. Por lo visto el infierno se repobló de pequeños demonios, que acabaran con la humanidad.

Por otro lado, el playboy de Smile, ya no es playboy, más bien se ha convertido en un monógamo, adorador de una seductora mujer, madre de otra futura sirena castigadora de hombres, llamada Kayla, que ha decidido empezar sus prácticas con su padre, usándolo de objeto de prueba, para perfeccionar sus técnicas de como volver loco a los hombres, para que ellos hagan lo que ella quiera, esa niña es dinamita pura.

Con esto en la cabeza, llamé a Dante, es más conciso en sus respuestas, y menos burlón que Smile.

- “¿Qué pasó ahora? ¿Quién ofendió a una de sus esposas?”- le dije nada más oír que descolgó el teléfono.

- “¡Ven a mi casa!, ¡es urgente!”- dijo de forma seca y exigente, como si fuera el restallido de un látigo.

- “¿Qué pasó esta vez? ¿Smile le fue infiel a su mujer o algo?, sino no entiendo, tanta urgencia.”- pregunté.

- “Lo sabrás cuando llegues, sólo te puedo decir, que millones de personas podrían morir, y que la empresa de tu padre corre peligro.”- me dijo dejándome paralizado, Solo tarde dos segundos en reaccionar, y otros cinco en llegar a mi moto, el único capricho que mi padre me dio cuando me gradué en la universidad, y fue con la que me fui de mi casa, a la academia de policía.

Y me llevará a un destino que ni yo esperaba, ni quería, ni estaba preparado para ello.

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