Capítulo I. “Cumplir una promesa”.

Sofía.

Mientras esperaba en el vestíbulo de la Torre Nikolaus, cede central de Nikolaus L.G. Electronic, para tener una oportunidad para hablar con la jefa del departamento de IMASD, del grupo Nikolaus, y esposa del CEO, recordaba cómo había llegado allí, y los obstáculos que aún se me iban a presentar.

Cuando al día siguiente, tras dormir en mi viejo Toyota, cerca del gimnasio, que hace dos años Vicky y yo solíamos asistir, para practicar autodefensa israelí, el Krau Magan, me desperté con la noticia que mi amiga había sido descubierta por una de las vecinas que había ido temprano a correr, la policía había certificado su muerte, y comenzaban las investigaciones. 

El dolor que sentía se me agudizó aún más, así como los sentimientos de venganza. Cuando el gimnasio abrió, entré vestida como para entrenar, y tras entregar mi carnet a una sorprendida recepcionista, que le asombraba que después de un año pagando mi suscripción, sin asistir, al final había aparecido.

Fui de los más natural, me dirigía a mi taquilla, y allí vi como al fondo, bajos varias toallas, y ropa de deporte nueva sin estrenar, había dos bolsas negras de deporte, una más grande que la otra. 

No miré en su interior, por el contrario, realice mi sesión de entrenamiento, de hora y media, y tras ducharme coloque las dos bolsas dentro de la gran bolsa de deporte que había llevado, vaciando en el interior de la taquilla toda la ropa sucia, que había colocado en esa enorme bolsa, durante mi viaje desde hidalgo, pensaba lavarla cuando estuviera en casa junto a mi mejor amiga, ya daba igual, ahora lo importante era cumplir mi promesa, y vengar a Vicky. 

Fue así como salí del gimnasio sin que nadie se extrañara, de que no llevara algo diferente a como había entrado. Me duché, y me cambié con la ropa de deporte nueva que mi inteligente amiga me había dejado, así que sonriente, con aspecto de tener algo cansado, salí del gimnasio y me dirigí a mi coche. 

Tras conducir, unos kilómetros fuera de Cleveland, en unos de los restaurantes de desayunos que hay en la carretera, desayune. Y me acerque a alquilar una habitación en el motel que estaba enfrente del restaurante de carretera.

Ya en la habitación abrí la bolsa grande donde se encontraban las dos bolsas negras que Vicky me había dejado en el gimnasio. La pequeña contenía discos duros de ordenador, y otros objetos electrónicos, que yo desconocía. La segunda tenía una especia de estuche negros, varios informes de tres carpetas, que yo ni entendía, y tres pendrives, un laptop, y finalmente tres diarios, donde había miles de formula, y ecuaciones matemáticas que me parecían de otro idioma. 

Encendí el laptop, y probé el diferente pendrive que había en él, el segundo sólo tenía un único archivo, donde había tres documentos en P*F y un video. Al abrirlo, la preciosa cara de mi querida Vicky salió sonriendo, como siempre la iba recordar.

- “Hola Jessica Jones”- mi corazón tembló cuando oí como me llamaba mi amiga, Jessica Jones, era una de las super heroínas que más me gustaba, era mal humorada y fuerte, pero con un gran espíritu de la justicia, yo la llamaba capitana Marvel, por su mente prodigiosa que le hacía hacer cosas increíbles. –“Si estás viendo esto es que he sido descubierta al fin, y ahora como han hecho con muchos, han acabado conmigo. No te sientas más, o no me llores mucho tiempo, porque el tiempo es importante, los responsables de esto es una célula terrorista llamada Célula Carmesí. Hay muchas más cosas que debes saber, pero para entenderla necesitaras ayuda, y sólo se me ocurre una persona, que desde luego es mucho más inteligente que yo, Samary Nikolaus. Ella te ayudara, como me ha ayudado a mí, en mis proyectos muchas veces. Pero lo que es más importante, es lo que hay en el estuche pequeño negro. Esa en el arma verdadera, que te servirá, para acabar con lo que pretende la célula Carmesí. Te he elegido para que ejecutes este plan, porque sé cómo eres, y hasta donde puedes llegar, solo confió en ti, mi Jessica Jones, tú, y tus locuras, tu forma de ser y las habilidades que tienes, sabrás como arreglártelas. Recuerda que te quiero, Jessica Jones. Has sido una gran amiga, como una hermana, tu Miss Marvel, se queda aquí, pero tú debes seguir adelante, muchas vidas dependen de que triunfes, y sé que lo harás. Confió en ti”- dijo y así acabó el video.

Las lágrimas me rodaban cuando finalizó el video, y el dolor intenso casi no me dejaba respirar, pero aun así abrí el pequeño estuche negro, dentro había una especie de pistola intercutánea, como las que usan en el ejército para vacunara a la tropa, en los años 40, más tarde descubrieron que era perjudicial y contaminante, usar la misma aguja en dos personas diferentes. 

También había una carta con instrucciones, donde ponía que debía inyectarme el contenido en el antebrazo, que no me preocupara, estaba preparado para que mi cuerpo no lo rechazara, y que se colocaría entre las dos capas de mi piel.

Al principio dudé, pero recordé la sonrisa de mi amiga, que ahora estaba en el inicio de ese video, y sin dudarlo, mirando la grabación donde la cara sonriente de Vicky me miraba paralizada en su imagen, me inyecté, con esa pistola, el contenido de la misma dolió levemente el pinchazo, y después nada. 

Es por eso por lo que ahora me encontraba allí en medio del vestíbulo, al no tener cita, las recepcionistas, no me había dejado pasar, y permanecí allí, no deseaba darme por vencida.  Cuando ya no sabía que hacer, una idea llegó a mi cabeza. Busqué en mi bolso el móvil de mi amiga, no sabía si funcionaba o no, o si al menos estaría cargado, pero sorpréndeteme encendió.

Tenía contraseña, pero algo me decía que, si Vicky lo había escondido para que yo lo encontrara, yo debía de saber, en teoría, cuál era su contraseña. Una mente privilegiada como la de ella, no podía dejar nada al azar.

A mi mente vinieron cinco fechas, mi cumpleaños, su cumpleaños, el día que nos conocimos, y aunque parezca estúpido, los días que ella y yo, perdimos la virginidad, sólo tenían un día de diferencia. 

Ese era un dato que siempre contábamos como anécdota entre nosotras, porque fue muy gracioso, al igual que decepciónate.  Siempre que alguien nos decía porque no teníamos novio, las dos decíamos lo mismo, porque, primero, no valen la pena, segundo, porque, no cumplen donde deben de cumplir, y tercero, porque tenemos mal gusto, ya que la dos perdimos la virginidad con el mismo chico, el cual había hecho una apuesta de que conseguiría estar con las dos, en dos días diferentes, sin que nosotras lo supiéramos.

Lo primero lo consiguió, y de manera muy vergonzosa, ya que fue consecutivo, primero fue mis Marvel, y luego yo, al día siguiente. Pero en cuanto a no descubrirlo, no se tardó nada, sólo lo que tarde yo en llegar a la habitación, tras el desastroso acto, que no me gustó nada. 

Hoy en día, ese estúpido, debe de estar aun con tratamientos de fertilidad, para saber si se recuperara, tras la agresividad que se llevó, en cierta parte de su cuerpo, por la parte de ambas, cuando lo descubrimos.

Probé esas dos fechas, primero la de Mis Marvel, y luego la mía, y justo esa fue la que funcionó. Después de eso fue fácil, busque el número de la señora Nikolaus, y le envíen un mensaje de W******p, diciéndole que Vicky había muerto, pero que antes de morir me dejó algo para ella, y que estaba en el vestíbulo de la Torre Nikolaus, esperando para entregárselo.

No tardó ni diez minutos en venir a buscarlo, apareció rodeada de varios hombres de negro, vestida con una bata blanca, y su largo pelo rubio recogido, tenía unas gafas, pero al moverse vi que no tenían graduación, esa mujer usaba gafas, o bien por manía, o porque le hacía parecer aún más interesante, sus ojos eran preciosos, pero lo que más me sorprendió, fue lo que me dijo, que me dejó paralizada. 

- “Eres Sofía Martínez ¿verdad?”- yo asentí, no podía hablar- “Bien te estaba esperando.”- ella debió de ver mi cara de asombro, y por ello respondió, sonriendo con una sonrisa que la hizo parecer aún más atractiva. –“Supe del asesinato de mi querida compañera, y ella ya me había avisado que, si alguna vez le pasaba algo, Sofía Martínez aparecería, que debía escucharte, y recoger lo que me ibas a dar”- sin poder evitarlo una lagrima corrió por mi mejilla. 

La promesa que le había hecho a mi mejor amiga comenzaba a cumplirse.

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