Debora había realizado su taller a la perfección, luego preparó un guisado de costillas, y se sentó en la ventana a comer.
Su balcón era algo pequeño pero acogedor y podía ver el inmenso paisaje que le regalaba el país en el cual se encontraba.
-Que hermosa vista-Le dió una probada a su plato.
Miro hacia la ventana de Jarli, claro está, su intención era llamar su atención y vaya que lo logró.
Jarli se acercó a la ventana mientras se acomodaba sus gafas, al parecer iba a salir, los ojos de Debora se ensancharon.
-¡¿Vas a salir?!-preguntó Debora, pero Jarli la miró por unos segundos y luego le respondió.
-¡Eso no te incumbe, chismosa!-Ella no lo tomó a mal, solo se rió de su pregunta tan evidente.
Jarli se retiró de la ventana y Debora se sintió mal en su interior, pero de repente una idea se le cruzó por la mente.
-Tengo que averiguar a qué te dedicas maldito infeliz.
De inmediato se fue hasta su clóset y tomó lo primero que vio, no sé molestó en verse al espejo porque se consideraba h