Jarli.
—Javier, tenemos que apresurarnos —dijo Jarli mientras guardaba el arma en sus bolsillos.
Javier intentaba moverse más rápido, aunque le costaba mucho; al menos ya podía caminar, no del todo bien, pero lo suficiente.
Los hermanos Ross iban en busca de respuestas para encontrar a Débora.
Justo cuando Jarli abre la puerta para salir, se topa con el rostro impotente de su suegro: Tayyar.
—Su… suegro —dijo Jarli, visiblemente nervioso.
Tayyar venía acompañado de dos de sus hombres, quienes, sin mediar palabras, sujetaron a los hermanos con fuerza hasta dejarlos inmóviles.
—¿Qué está haciendo, suegro?
Tayyar se acercó hasta Jarli y le dio un golpe en el estómago, tan fuerte que lo hizo tambalearse de dolor.
—Mi hija, la he estado llamando y no contesta el maldito teléfono. También hemos estado llamando a Angela, y su teléfono está apagado. Dime, Jarli Ross, ¿dónde está mi hija si no quieres que te corte en pedazos?
—Jarli, por favor, dile la verdad, quizás él nos puede ayudar a enco