Lazos de amor.
Al llegar a la oficina del maestro, Laura vio a Lucas y al otro niño de pie frente al profesor, ambos con la cabeza gacha. Su corazón se aceleró al instante. Sentía una mezcla de miedo y frustración, como si el aire se le escapara.
—Lucas, ¿estás bien? —se apresuró a preguntar, revisando su cuerpo en busca de cualquier herida. Su voz temblaba, reflejando su ansiedad.
—Solo son unos rasguños, mamá —respondió Lucas, tratando de sonar valiente, pero Laura notó la sombra de temor en sus ojos. Su pequeño parecía más frágil de lo que quería admitir. El maestro explicó que el otro niño había provocado a Lucas, burlándose de él por no tener padre, lo que había llevado a la pelea.
La mención de esa herida profunda hizo que un nudo se formara en el estómago de Laura. ¿Cómo podía un niño ser tan cruel? Recordó su propia infancia y los momentos felices que vivió junto a su padre, y le dolió enormemente que su hijo no hubiera podido disfrutar del suyo.
Por su lado, mientras Laura procesaba la si