De regreso.
Laura había llegado a Francia con la mente llena de sueños y expectativas. La nueva vida que había planeado parecía perfecta, un nuevo comienzo lejos del dolor y del pasado.
Habían llegado al hotel y eran las dos de la mañana. David la dejó en una habitación junto con Lucas y el dormiría en otra. A la mañana siguiente irían a conocer la ciudad y mirarían casas. Tenían muchos planes y se sentía muy emocionados.
— Extraño a papi — dijo Lucas cuando Laura lo acostó y besó su frente. Laura sintió un peso en su corazón. Ahora estaban tan lejos. No sabía si eso la aliviaba o la torturaba.
— Cuando amanezca podrás llamarlo cariño. Ahora duerme. Mañana iremos a conocer la ciudad. Te gustará — El sonrió triste y cerró los ojos.
Laura intentó pensar en él futuro maravilloso que le aguardaba y no en el pasado que había dejado en Canadá.
Sin embargo, en el momento en que su teléfono sonó, su mundo se desmoronó. Era un número desconocido.
—Laura, soy el enfermero de la señora Ariadna. Necesit