La antigua casa.
Martin firmó los documentos que Belinda le había entregado mientras su mente divagaba en un mar de pensamientos. No podía parar de pensar en Laura y en lo que acaba de suceder entre ellos. Las palabras de su asistente se desvanecían mientras él respondía de manera evasiva a lo que ella le proponía.
—Martin, ¿cuándo me vas a invitar a salir? He oído que la cena en ese nuevo restaurante es espectacular. Creo que me merezco una salida, siempre dices que soy muy eficiente — dijo y miró a Laura quien respirando hondo intentaba mostrarse serena. No quería que nada arruinara lo que estaba pasando entre ella y Martin. Martin, por su parte, sin levantar la vista respondió a su propuesta.
—No estoy seguro, Belinda. Ahora mismo estoy ocupado— dijo. Belinda con una sonrisa y un guiño siguió insistiendo.
—Vamos, no puede ser tan malo relajarse un poco— Martin miró a Laura de reojo entonces suspiró.
—Aprecio la invitación, pero no creo que sea el momento adecuado.
Belinda coqueta mostró.un