Martín y Laura estaban sentados en la oficina poco después. El ambiente entre ambos era muy tenso. Ninguno de los dos se atrevía a expresar palabra alguna. Tenían demasiado que decirce pero las palabras estaban atoradas. De repente Martin se levantó del sillón y con un suspiro profundo que parecía llevar el peso del mundo, rompió el silencio.

— Encontré algo el otro día y creo que debo devolvertelo— dijo abriendo una de las gavetas del mueble que está detrás del escritorio. Sacó un pequeño estuche de su cajón, sus manos temblaban ligeramente mientras lo sostenía. Laura lo miraba perpleja, llena de dudas y nervios. Él caminó hasta ella y le entregó el estuche.

Ella lo miró con confusión, su ceño fruncido en un gesto de incertidumbre.

—¿Qué es esto? —preguntó, su voz parecía un susurro lleno de curiosidad y recelo. Al abrir la caja, sus ojos se agrandaron. Era algo que había buscado muchos días hasta darlo por perdido. El collar que había perdido poco después de regresar al país.

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