La clínica estaba en silencio, como si el ambiente mismo supiera que algo estaba por romperse. Olivia subió las escaleras con paso decidido, el corazón latiéndole con fuerza en el pecho como al ritmo de un tambor. Tenía las palmas usadas y estaba agotada, incluso el bebé pateaba como si estuviera atento a la confrontación que se avecinaba entre sus progenitores. Obvio que no había avisado, no había mandado un mensaje ni nada. Solo necesitaba verlo. Verlo y… entender. Pues luego del encuentro familiar no habían hablado ni nada y desde entonces estaba con un nudo en la garganta. Ella esperó claro, supuso que a él se le pasaría el enojo eventualmente...Pero pasó un día, dos, incluso hospitalizaron a Ekaterina, y nada pasó. Al llegar al segundo piso, se encontró con la secretaria, sentada detrás de su escritorio impecable. La mujer levantó la vista apenas y le dedicó una sonrisa tensa. —Lo siento, si viene a ver al doctor Sandman tiene la agenda llena, está completa y no tiene tiempo para