30. FE
UNOS DÍAS ANTES...
Luego de que el doctor atravesó de nuevo las puertas para dirigirse al quirófano, la angustia invadió a los presentes, empezando por Niko.
—¿Tú... eres su padre? —exclamó con los ojos muy abiertos.
Y con su cerebro que había logrado que en los negocios llegase tan lejos, con rapidez empezó a unir cabos sueltos.
—¡Claro!, ¡qué idiota, le dijiste “Kyra” cuando se conocieron en ese evento! ¡Tú conocías a su madre! —dijo triunfal.
—Ahora no es momento, Nikolai —respondió Sean con voz apagada.
Él sabía que no lo era, pero por un instante la distracción le sirvió para evadirse de la terrible realidad: Kayla podía morir.
Su corazón pareció ser atravesado por un afilado cuchillo en ese mismo momento.
—No entiendo por qué te dijo eso, lo de no salvarla —murmuró el ruso, confuso.
Sean suspiró.
—Ella quiere a este niño más que nada en el mundo —dijo y lo miró de perfil— incluso si era tuyo —concluyó con voz amarga.
Niko miraba a la nada, aun procesando todo.
—Nunca debí pedirl