Es hora de partir.
— Vinieron a contármelo— continúo la anciana.
— ¿Hace cuanto tiempo?
— Hace un mes.
— ¿Hace un mes? Entonces ¿Estabas ocultándomelo?
— No hija. Solo creí que este sería un tema delicado para ti y en estos meses no me has hablado de Cristian.
Lo menos que quería ella en ese momento era alterar a su abuela.
— Lo siento abuela. Solo me sorprende que se lo hayan dicho. Yo… yo ya estaba enterada.
— Lo siento pequeña. A decir verdad jamás me agradó a ese muchacho para ti.
— ¿Y para Clarissa?
— El que te haya dejado por tu hermana no habla bien de él y menos de ella— Expresó con tristeza.
— No te preocupes, abuela, todo está bien. Quizá él y yo no estábamos hechos para estar juntos.
La anciana acaricia el pelo de Atanasia suavemente mientras la mira con pena.
— ¿Cómo vas en la universidad?
— ¿Eh?… Bien, bien abue. Todo marcha bien.
Desvió la mirada de los ojos de la anciana y enterró la mirada en el suelo.
No le había contado a su abuela que había dejado la universidad para ay