Noticia inesperada.
—Buenos días, señorita— saluda el hombre quién está sosteniendo una charola con un vaso de agua.
Anatansia se sobresalta y lo mira con terror.
—No se preocupe, no estoy aquí para hacerle daño— responde el hombre con cordialidad.
— ¿Qué hace aquí?
— El joven amo me ha pedido que esté aquí para cuando usted despierte.
Ella de pronto recuerda la noche anterior y esconde la cabeza entre sus rodillas.
— Ese hombre… ¿Trabajas para él?
— En efecto.
— Ya veo.
— Él me pidió que estuviera presenta cuando se tomara esto.
— ´¿Qué es? - pregunta extraña.
El sirviente con cierta pena le muestra las pastillas que debe tomarse.
Atanasia lo mira sorprendida y abre enormemente los ojos.
(Seguramente no accederá, tendré que obligarla a tomárselo) Piensa el hombre quién de solo pensarlo lo cansa.
— Fue… fue la primera vez que estuve con un hombre, yo no sé si haya probabilidades de quedar embarazada.
— Las hay, es por eso que me han pedido que se las tome y que personalmente vea que lo hag