Mientras tanto Edmon condujo hacia el departamento de Athanasia, con la intención de fastidiarle la vida.Estaba despertando un interés enfermo, el cual tenía que hacerla sufrir. Como él mismo lo dijo, quería quebrantar esa voluntad y hacer que se obsesionara con él para hacerla sufrir más de lo que ella sufre ahora.Llegó al fraccionamiento en donde ella había sido instalada. Mientras estacionaba el auto, se preguntaba si Athanasia estaría asomada a la ventana para saber quién era la persona que había llegado o simplemente se escondería.Él tenía las llaves de la casa y todas las claves para acceder sin un tipo de problema. Al poner un pie dentro del departamento, todo estaba silencioso. Las luces estaban apagadas como si no hubiese alguien.Los pensamientos más posesivos cruzaron la mente de Edmon pensando en que tal vez Athanasia se había fugado a un lugar con algún tipo.ÉL mira su reloj pensando que aún es muy temprano. Recorre la sala con pasos lentos.-¿Dónde diablos se habrá m
Bien, ya perdí demasiado tiempo contigo hoy- dijo acomodándose el cuello de la camisa.Luego de eso camino hacia la salida.Cuando ya no se sintió su presencia, Atanasia pudo soltar un suspiro profundo y se dio golpes en la cabeza repitiendo lo tonta que fue.Edmon no parecía tan malo, pese a que ella era de su “propiedad” él trataba de darle su espacio y parar cuando ella se mostraba asustada, cualquier otro la hubiera tomado desde el primer momento en que la viera sin importar su voluntad.En fin, ella solo esperaba aburrirlo dentro de poco tiempo, luego de eso cobraría una gran suma y se iría con su abuela afueras de la cuidad, pero mientras permaneciera casada con ese hombre, le sacaría provecho.Luego de estar reflexionando por mucho tiempo se pone de pie y se coloca una bata para darse un baño.°°°°°°°°°°°°°Cristofer mira el cuadro de su madre escondido en uno de los cajones de su escritorio.Habían pasado años y aún no podía superar esa tragedia que quedó grabada en su mente s
En la oscura habitación de una mansión un poco alejada del exterior se pueden escuchar los ruidos extraños de dos cuerpos mezclandose. —Nadie más que yo puede ver esa expresión que haces ahora mismo- dijo el hombre con un tono posesivo. — Suéltame… estás siendo demasiado cruel— trata de alejarlo— no me gusta.El hombre se niega a soltarla y la aprieta con más fuerza. — ¡Agh, duele! - se queja con la voz entrecortada— ¿Dices que no te gusta? Pues tu cuerpo me dice otra cosa.— Por favor, ya suéltame, me quiero ir.— No tienes a donde ir. Dije que el contrato se terminaría hasta que yo me cansara de ti, por el momento aún estoy insatisfecho. Así que tendremos que unirnos miles de veces si quieres cansarme.—Esta… esta es la última vez que estoy contigo.Él frunce el ceño molesto.—Cuando termines, me iré.— No irás a ninguna parte. Eres mi trofeo ¿Lo olvidas? Compré cada parte de tu misera existencia.— Pero mi corazón no te pertenece… Nada me une a ti, solo un insignificante troz
El hombre vuelve a tomar sentarse y cruza las piernas.“Me están fastidiando la noche” confiesa molestoAtanasia, que está de rodillas frente al hombre, alza la mirada y se disculpa.Aunque sus labios pronunciaban dichas palabras, ella miraba con odio a aquel hombre que ya no estaba interesado en ella.—Mi amo hoy está de buenas que los dejará ir— responde el chico que se encarga de traducir sus palabras.Cristian mira con desagrado a Atanasia que aún está inclinada en el suelo.—Disculpe los inconvenientes— dice arrastrando a Atanasia consigo.La mirada de aquel hombre la sigue hasta que ella desaparece entre la multitud.—Joven amo ¿Quiere que le traiga a otra chica? — Estoy pensando seriamente en hablar español— respondió evadiendo el tema— ¿Usted? No tiene la necesidad. — ¿Desde cuándo me puedes dar tu opinión— respondió molesto? — Lo siento amo, mañana mismo alguien le enseñará. A pesar de que Atanasia se sentía mareada, su novio no tenía compasión con ella y la arrastraba h
— ¿Por qué carajos yo tengo que pagar por tus errores? – grita Anastasia— Por qué no dan a su hija favorita, ¿eh?— Porque tu hermana es demasiado valiosa como para dársela a un hombre extrañoSu madre se tiene haberla.—Tú aún conservas tu pureza, ¿verdad? – pregunta su madre.Ella se sorprende ante su pregunta inesperada y vergonzosa.—Cristian nos ha dicho que entre ustedes dos no ha pasado nada.Ella sonríe al imaginar la escena en donde esas moscas se reúnen para tramar dársela a un hombre desconocido.—Tu padre y yo hemos hecho mucho por ti, es hora de que nos devuelvas el favor.— ¿Han hecho mucho por mí? – dice con una sonrisa burlona— han hecho más por Clarisa, que sea ella quien pague las consecuencias de su padre.— Tu hermana está enferma ¿Cómo es que eres tan insensible?— No, tú eres la insensible… soy tu hija— recalcó mientras taraba de no llorar— ¿Acaso no me quieres ni un poco?Su madre se queda callada.—Lo sabía— dice poniéndose de pie.— ¿A dónde vas?— Que te impo
El hombre extraño la jala hacia él y la sienta sobre sus piernas.Sigue besándola y bajando hacia su cuello.Por las luces del lugar, no puede ver los golpes que tiene en su cara.El éxtasis que sentía en ese momento era satisfactorio para él, además que se habían vuelto más fuertes con los besos intensos, hacían que su cuerpo se calentara al máximo.Ella se asusta al ver que están ante la vista de los demás.Mira discretamente hacia todas las direcciones y nota que los demás están ocupados en sus asuntos, haciendo lo mismo con otras chicas.Ella trata de ponerse de pie, pero él la aprieta hacia él, evitando que se escape. Atanasia se sobresalta y el sentimiento de miedo la invade, pero es demasiado tarde para huir.—Vayamos a otro lado.El hombre no le hace caso y comienza a acariciarla.Ella sostiene su mano y le susurra.—Vallamos a un lugar privado.Él mira el reloj lujoso de su muñeca y frunce el ceño al ver que tiene poco tiempo.Se pone de pie y arrastra a la chica hacia una h
Pasaron algunos y el tipo llama a alguien quien al ver a la mujer desmayada se sorprende.— ¿La ha matado, Señor?— Solo está dormida.El hombre toma su saco y camina hacia la puerta.—Cuando despierte, asegúrate de que tome algo para no quedar embarazada.— ¿Y si la señorita no quiere?— La obligas— dijo dando un portazo.Los hombres vestidos de negro lo esperan afuera. Uno de ellos se adelanta a abrir la puerta del auto blindado en color plata.—Sr. Stepanov, se hace tarde.— Lo sé, me tardé más de lo esperado.El hombre sube al auto con cristales polarizados, mira el reloj de oro en su muñeca y frunce los labios.Los demás hombres se suben a los autos y conducen siguiendo a su líder.—Su padre ha estado tratando de comunicarse con usted, tuve que mentirle.— Hiciste bien.Luego de un largo tiempo llegan al lugar indicado.El sitio era parecido a un basurero, había cosas tiradas por doquier, hasta animales muertos. Los perros rebuscaban en la basura algo para comer y se escuchaba el
—Buenos días, señorita— saluda el hombre quién está sosteniendo una charola con un vaso de agua. Anatansia se sobresalta y lo mira con terror. —No se preocupe, no estoy aquí para hacerle daño— responde el hombre con cordialidad. — ¿Qué hace aquí? — El joven amo me ha pedido que esté aquí para cuando usted despierte. Ella de pronto recuerda la noche anterior y esconde la cabeza entre sus rodillas. — Ese hombre… ¿Trabajas para él? — En efecto. — Ya veo. — Él me pidió que estuviera presenta cuando se tomara esto. — ´¿Qué es? - pregunta extraña. El sirviente con cierta pena le muestra las pastillas que debe tomarse. Atanasia lo mira sorprendida y abre enormemente los ojos. (Seguramente no accederá, tendré que obligarla a tomárselo) Piensa el hombre quién de solo pensarlo lo cansa. — Fue… fue la primera vez que estuve con un hombre, yo no sé si haya probabilidades de quedar embarazada. — Las hay, es por eso que me han pedido que se las tome y que personalmente vea que lo hag