Capítulo 29. Adam
- Señor Lobingston.- dijo Lubián.- espero que hayan pasado una buena noche.
Su tono no acampañaba a sus palabras, estaba rígido, muy serio, y parecía realmente cabreado.
- Lubián, hemos cumplido cuanto nos ha pedido, supongo que no tendrá queja de nosotros.
- Lobingston, esta noche, uno de los grupos que viajaba en un vehículo, ha intentado escapar. Intentaron golpear a mi hija, y creo que ayer le recalqué la importancia de comportarse adecuadamente con ella, ¿acaso es que su palabra no tiene ningún valor?
- Lubián, nosotros cuatro hemos permanecido diligentemente quietos, aquí en los catres que nos fueron proporcionados, y le doy mi palabra de que no hemos intentado escapar.
- ¿Y qué me dice de los otros hombres?
- No hay nada que pueda decir en su nombre, eso es seguro.
- Creía que los hombres de su manada tendrían palabra, Lobingston.
- Y así es, seguramente ese deplorable incidente haya sido un malentendido.
- Su padre y los tres hombres que lo protegen son los que han intentado