Luego de buscarla por mucho tiempo, tenía frente a mí a mi compañera de vida que resultaba ser una de las hijas de mi mejor amigo y solo por ello retomé mi control para suprimir mi celo hasta que pudiera estar a solas en mi habitación sin importar que fuese una tortura.
— Voy a matarte, cabrón— me gruñó Alex mostrando un destello dorado en sus ojos indicándome que estaba furioso pero yo solo pude alternar la vista entre la reina y, muy evidentemente, sus hijas que eran increíblemente parecidas. — No quiero que toques a Zafiro.
—¡Me lleva el diablo!— maldijo mi bestia al saber quién era nuestra compañera de vida , eso no era lo que me esperara, incluso yo mismo estaba sorprendido al saber que esa joven era la heredera más temida en el mundo y entonces entendí la palidez de los demás líderes en el salón.
Mi unión con la princesa heredera podía ser muy bueno o muy malo dependiendo de como se dieran las cosas entre nosotros y, si ella me aceptaba como pareja, eso sería una desventaja para las demás especies ya que los cazadores tendría más poder en el concejo de líderes mundiales.
—Creí haber confirmado que esta reunión era completamente innecesaria— la escuché hablar por primera vez y me encantó. Era fría, fuerte, segura y exigente dejando a varios idiotas pálidos por seguir con la estupidez de la convocatoria.— Debo asumir que su gran idiotez e incompetencia les nubla el cerebro al creer que los cazadores haremos el trabajo que a ustedes como líderes les corresponde hacer.
Esa mujer era fuego, no temía decir la verdad aunque dejara a varios líderes en ridículo pero nadie se atrevía a hablar al ver en su mirada un claro enojo que también era reflejado en su postura tensa y en el cambio brusco de temperatura que pasó de cálida a gélida en menos de un segundo.
Necesitaba irme urgentemente porque no creía soportar más el tenerla frente a mí y no poder tocarla como me encantaría hacerlo. Era una tortura pero no podía abandonar la sala así nada más por lo que solo me quedaba clavar las garras en los posa brazos de mi asiento, mantener las piernas cruzadas para mantener oculta mi ereccción y hacer ejercicios de respiración para no perder el control.
—Ha llegado tarde, princesa— gruñó la reina hada evitando el tema y las dos princesas sonrieron de forma sarcástica mostrando unos filosos colmillos que me helaron la sangre.
Había olvidado completamente que ellas eran hibridas y no cualquier híbridas. Alexander era un alpha que poseía una genética peligrosamente pura llegando casi a ser un alpha enigma por lo que era más instinto y salvajismo que hombre. Además, aunque la reina Alexa era hija de una humana con sangre nefilim y su padre era Lucifer, su genética era dominada en gran medida por su ascendencia espiritual así que era una mujer bastante poderosa. Esas genéticas combinadas eran una explosión catastrófica que formaban a un ser tan poderoso como dominante y peligroso. El problema para las demás especies era que existían dos seres más como ella: Su hermana, la princesa Rubí y su hermano, el príncipe Nicolás.
—Su comentario innecesario puede guardarselo donde no le llegue el sol— habló esta vez la princesa Rubí dejando a la reina hada con la boca cerrada y a mí con una sonrisa que trataba de esconder sin éxito alguno al ver a la líder de las hadas mostrarse roja de la indignación. En definitiva las princesas no eran nada apegadas al protocolo real.
—A diferencia de ustedes, bola de incompetentes, yo no me la paso sentada en un maldito trono dando órdenes— prosiguió la princesa Zafiro y presté muy clara atención a la mirada furiosa que le dió a cuatro de los líderes que se pusieron aún más palidos de lo que ya estaban.— Yo soy una guerrera más de mi especie y no pienso sacrificar mis ideales por personas inservibles como usted y su patético grupo de acompañantes.
—¡Debería...!
—Callese— le gruñó Zafiro con la voz distorsionada dejando a la mayoría con un color demasiado pálido y quise reír porque esa mujer destilaba poder y dominio por todas partes con solo hablar pero a mí me encantaba eso, sin embargo, me parecía gracioso que los demás se intimidaran con tanta facilidad solo porque ella sería la siguiente reina cazadora.— Usted es una inútil, negligente e incapaz de llevar un puesto tan importante como el que tiene— la reina hada empuñó sus manos con ira contenida y se levantó mirando hacia la reina cazadora que se mantenía tranquila en su puesto mientras su esposo se mantenía a mi lado con el ceño fruncido.— Un poblado entero de hadas fue casi masacrado y con ello treinta y ocho bajas humanas— anunció dejando a la reina hada sin palabras y a los demás completamente sorprendidos. Esto le traería graves consecuencias a la líder de las hadas y hasta ella lo sabía ya que actualmente no podíamos darnos el lujo de perder humanos puros por ataques de sangre negra.
—A partir de hoy queda removida de su cargo como reina de hadas— informó la princesa Rubí dejándonos a todos sin aliento. Era sabido que los cazadores tenían la potestad y el poder para quitar y poner líderes pero hasta ahora nunca había sucedido y nadie se atrevería a cuestionar esa decisión para no desatar un guerra que ninguna especie podría ganarle a los cazadores.
Ese fue el temor de muchos cuando los cazadores aparecieron ochocientos años atrás. Ellos siempre fueron una potencia mundial que intimidaba a las demás especies con solo mencionarlos y es que eran la especie más numerosa que existía, también poseían un gran arsenal armamentista que ellos mismos fabricaban y el entrenamiento que recibían era el más complejo así que no había manera alguna de enfrentarlos y salir vencedor aún si todas las demás especies se unían.
—¿Qué...?
—¡Larguese!— rugió la princesa Zafiro enfurecida sin dejar hablar al hada que no dudó en salir corriendo de la estancia que cada vez se tornaba más fría. Literalmente todo se estaba empezando a congelar y era impresionante darme cuenta que, del calor extremo provocado por la reina cazadora pasamos a un frío arrasador que incluso calaba hasta los huesos y hacía crujir las paredes.— No tengo por qué disponer de mis cazadores para proteger a especies que tienen sus propios guerreros, mi deber es con los humanos y evitar una posible guerra entre especies— les recordó a todos en el salón y la mayoría pasó un trago grueso antes de bajar su mirada al suelo.— Si comenten una falla como esta no voy a dudar en quitarles ese puesto que ustedes creen tener asegurado por ser heredable, a mí me vale m****a.— eso hizo temblar a varios de los líderes que sabían que estaban en la cuerda floja.— Si son incompetentes los quito de mi camino y elijo a alguien que sí sea capaz. No tengo más que decir así que largo todos— terminó ordenando de manera dura por lo que la mayoría de los líderes y sus acompañantes se marcharon.
Solo dos de los líderes se quedaron y deduje que el líder de dragones era cercano a la familia Evans al igual que lo era el rey vampiro.
— Cálmate, hija— exigió Alex pero solo recibió un gruñido.— Zafiro eso fue una decisión extrema— la regañó y ella bufó.
—Esa mujer es una inútil y no le permitiría una falla más— le debatió a su padre sin una pizca de inseguridad.
—No lo voy a negar— habló la reina llamando la atención de todos y fruncí mi ceño confundido.— Fue una decisión extrema pero tampoco pienso desautorizar las órdenes que des a menos que lo crea completamente necesario.
—Dime que al menos tienes a alguien para cubrir el puesto— suspiró mi amigo y su hija rodó los ojos.— Zafiro— le gruñó ante lo que él consideraba una falta de educación.
—Está decisión no fue tomada hace poco, hace dos años la he puesto sobre la mesa y si crees que no tenía a alguien en mente estás equivocado— le hizo saber la princesa dejándolo sorprendido.— La expulsión ha sido inmediata y el siguiente líder tomará mañana el lugar de esa inútil así que no te preocupes.
—¿Enserió vas a dejar que una cría tome este tipo de decisiones?— habló como si nada el líder de los dragones con un claro desafío en su mirada y una sonrisa socarrona que no inmutó a ninguna de las tres cazadoras en el salón.
—Creo haberte confirmado que tu presencia aquí no era importante, reina— suspiró Zafiro viendo a su madre a medida que el frío menguaba dejando al rey dragón completamente ignorado por lo cual este soltó una carcajada.— Y tu, hijo de perra, cierra el hocico o volveré a congelarte el culo como lo hice en Afganistán.
No sabía que relación había entre ellos pero parecía ser muy cercana y eso me causaba curiosidad.
—Ese lenguaje— gruñó Alex a mi lado llamando la atención de sus hijas que solo se encogieron de hombros restando importancia a las palabras de Alex.— No estamos aquí solo por la reunión y lo saben.
—Ni pienses en hacer esa mierda— susurró de golpe la princesa Zafiro dejándome confundido.— No estoy de humor y tampoco tengo tiempo para tirar a la basura por una estupidez como esa...
—¡Zafiro!— la regañó su madre logrando que la princesa bajara su mirada al suelo por un segundo en el que respiró profundo antes de volver a mi mirar a su madre con una expresión que no supe cómo interpretar.— Comprendo lo que sientes pero ya es hora...
—Ni siquiera lo menciones— le interrumpió rabiosa logrando que el salón se tornara blanco debido al frío que al parecer era provocado por la princesa enfurecida que irradiaba un aura oscura, en extremo poderosa y peligrosa.
—Ya basta, hija— suspiró Alexander como si hablar de aquel tema del que yo no tenía la menor idea le doliera demasiado. — Ve a descansar y ya sea que lo desees o no tu fiesta de cumpleaños se hará.
Furia desmedida, eso era lo que irradiaba la princesa y no quería entrometerme en el camino de una mujer furibunda por un motivo que yo desconocía, tampoco me acercaría a ella mientras estuviese en celo porque me conocía demasiado bien y de seguro perdería el control así que hablaría con ella en otra oportunidad.
—No piensen si quiera que asistiré— fue lo último que dijo antes de darse vuelta para retirarse del salón no sin antes extender de la nada un par de alas negras con toques dorados que me dejaron impresionado no solo por lo hermosas que eran sino por la envergadura que poseían.
—Ve con ella, Rubí— suspiró la reina y la segunda princesa hizo una pequeña inclinación de cabeza antes de darse la vuelta e ir detrás de su hermana.
—No deberías provocarla de esta forma, Alexa— habló otra vez el líder de dragones y la reina negó. — Sabes que las cosas aún son un poco recientes y ese no es un día que ella desee recordar.
—Yo creo que es hora de que deje el luto— comentó el rey vampiro y fruncí mi ceño pues no tenía idea de qué hablaban.
Lo único que pasaba por mi mente en ese momento era encerrarme en mi habitación sin que nadie me molestara pero no lo podría hacer hasta que la reina me dejara mover.
— Solo quiero que ella cambie un poco de ambiente, ya no sé qué más hacer para que no se sienta tan... dolida— susurró la reina al darme una mirada de reojo y no pude evitar mirar a Alex que negó sabiendo lo que ahora yo deseaba saber.
—Creo que ahora tienes una buena ayuda— intervino el dragón sin apartar su mirada de mí.
—Lucían no lo ha logrado, ¿crees que será diferente con el alpha?— le cuestionó la reina recibiendo un encogimiento de hombros como respuesta.
—¿Qué tiene que ver Lucían con la princesa?— hablé por primera vez en un largo rato y todos me miraron sorprendidos de que aún no perdiera el control pero también permitió que la reina me dejara mover.— ¿Alexander?
Mi amigo tomó un respiro profundo como si tomara valentía para hablar y entonces deduje la respuesta. Claro que para él sería difícil aceptar la situación pero era algo muy probable.
Lucían no era alguien desconocido para mí a pesar de ser el señor de los muertos, al contrario, Alexander y yo crecimos bajo el cuidado de este y con el tiempo nos convertimos en muy buenos amigos o eso creían las personas. La verdad era que Lucían era una persona muy presente en mi vida debido a un enlace un poco extraño que nos unió cuando yo era joven y que, a pesar de los años, se mantenía como si fuésemos pareja aún cuando sabíamos que faltaba alguien en la relación...
—Ella también es compañera de Lucían— susurró Alex un poco incómodo, tal vez debido a lo que significaba el hecho de que su hija tuviese dos compañeros de vida.
No me resultaba un problema que ella fuese compañera de vida de los dos, al contrario, me gustaba que así fuera porque eso ayudaba a afianzar nuestro vínculo ya que la relación entre Lucían y yo era un poco tormentosa y no porque nos lleváramos mal sino porque sentíamos que algo faltaba.
—Pensé que se volvería loco, posesivo y furioso— soltó la reina con preocupación y solo pude negar con diversión.
Lucían lo había deducido mucho tiempo atrás pero no quise creer que el destino nos diera a la misma mujer por compañera y eso solo nos dejaba dos opciones: Ella elegía con quien quedarse o se quedaba con los dos. Como fuese, era decisión de ella y no dudaría en respetarla.
—Eso es algo que tengo presente de hace muchos años— respondí de forma calmada.— Esto es algo que solo mi familia sabe pero Lucían y yo estamos enlazados y de hecho tenemos vida en pareja— eso dejó a la mayoría sorprendidos pero Alex se mostró tranquilo— Creo que debiste saber que, si tu hija era pareja de Lucían, muy probablemente también sería la mía y lo es.
—¿A qué tipo de vínculo se refiere, alpha?— preguntó la reina curiosa y sonreí con gracia recordando viejos tiempos.
La mayoría en el mundo solo sabía que mi relación con el señor de los muertos era muy cercana pero no tenían conocimiento de lo que en realidad pasaba y lo que pasó entre las paredes de la gran mansión de la manada madre así que no era de esperar que se sorprendieran cada vez que afirmaba que Lucían era mi pareja, no de vida, pero sí con la que había decidido estar desde hace mucho.
—Lucían y Ethan se fusionaron hace algunos siglos, jamás pensaron que fueran tan compatibles al punto de compartir un lazo bastante parecido al de las almas gemelas— le respondió Alexander y confirmé esas palabras con un asentimiento de cabeza.— Eso los llevó a ser pareja desde hace mucho.
—Eso no es posible
—Lo es, reina— le debatí tomando asiento al igual que Alexander y dejando a la reina pensativa.— De alguna forma mi alma se fusionó con la de Lucían cuando me ayudó a derrotar a mi padre y desde entonces estamos enlazados. No es algo común pero fue la consecuencia de que yo no muriera al transformarme con tan solo doce años de edad para terminar con la tiranía de mi padre.
—Pensé que había sido coronado a los dieciocho años— susurró confundida y asentí logrando que se confundiera más. — Yo no pude asistir a su coronación, la guerra estaba reciente todavía y no tenía el lujo de darme tiempo libre.
—Lo sé. Mi madre fue regente hasta que pude tomar el puesto que hoy en día ocupo— le aclaré con calma y sonrió mirando a su esposo a mi lado.— Mi padre solo deseaba tener en su poder a los humanos para esclavizarlos— susurré con rabia contenida al recordar todo lo que viví siendo a penas un niño.— Era una maltratador que torturaba a quien pudiese cuando quería, obligó a mi madre a entrar en celo para preñarla y quería tener el completo control de las especies.
—Mi madre siempre tuvo problemas con su padre, pero agradezco entonces que usted esté con nosotros y no él— asentí estando más que de acuerdo con sus palabras y me levanté queriendo retirarme al sentir la molestia en mi cuerpo por reprimir el celo que había adelantado la princesa con su maravilloso olor.— Espero que nos acompañe en la fiesta de cumpleaños de Zafiro en dos semanas.
—Allí estaré, reina— hablé sonriente y Alex me ayudó a caminar al ver que mi bestia luchaba por tomar el control.
— Es hora de que atiendas tu celo, amigo— se burló de mí luego de que me despidiera de todos y reí.— Y mucho cuidado con lo que harás de ahora en más. Zafiro no es una mujer sumisa.
—Me gustan mucho más los retos— Lo molesté y bufó como todo papá celoso.— Por ahora me encargaré de lo que tu hija adelantó y envíame la invitación al evento.
—Ten por seguro que irás, quiero ver como mi hija te patea el culo tal y como lo ha hecho con Lucían.
—Puede que sea diferente de ahora en más.