Atravesé la puerta de la escuela corriendo. Y de pronto me encontré en los pasillos al que menos deseaba ver.
- Hey Tom ¿Dónde has estado? Esta mañana no te ví en el comedor del castillo - Dijo Terrence.
- Aamm... Es que... - Rasque mi nuca - Se me hizo tarde, no me dió tiempo de desayunar, corrí a la escuela y bueno, aquí estoy -
- Si bueno... Oye pero ¿Que te pasó? Tienes golpes en el rostro - Acercó su mano a mi rostro.
Retrocedí para que no me tocara, aún me dolían - No es nada, me tengo que ir -
Di media vuelta y entre a mi aula. Aún no sabía que decir respecto a mis heridas, pero tenía que pensar en una historia que convenciera, tarde o temprano Terrence le diría a mis padres o ellos mismos lo notaría. Quizá los raspones y cortadas de la espalda podría esconderlos, pero los golpes del rostro era imposible.
En clases no me sentía aburrido, estaba totalmente feliz, no me importaba toda esa habladuría barata de los profesores. Estaba ahí sentado, recordando cada segundo junto a Bet