- Señor ¿e-esta seguro? - Preguntó un guardia, titubeando. Se notaba que lo preguntó nervioso.
- ¡Si, háganlo! O es que acaso me estás contradiciendo? - Dije con los ojos envueltos en una llama de furia. Podía oler su miedo.
- ¡No, claro que no! Ahora mismo lo haremos - Todos salieron de la oficina para hacer lo que les había ordenado.
En la noche las mujeres comenzaron a llegar por montones, muchas traían regalos como comida, postres, vinos baratos y más cosas, todas ellas estaban felices por tenerme como su rey y yo me dejaba querer. Mientras un par de chicas estaban sentadas en mis piernas y otro par cepillaba mi cabello a mis espaldas, de nueva cuenta los guardias se hacían presentes.
- ¡Carajo! ¿ahora que? -
Uno tragó saliva antes de hablar - Amm... señor, lamento molestarlo pero... -
- ¿Que? ¡habla ya! -
- Es su hermano, señor -
- ¿que? ¿el también murió? - Dije feliz.
- No -
- Claro, eso sería demasiado pedir - Las chicas a mi alrededor rieron en coro, siguiéndome el juego.
- É