~Punto de vista de Olivia~
Damien me miró como si quisiera destrozarme, como si mi mera existencia ofendiera el oxígeno que respiraba.
"Veo que te lo estás pasando bien con todo esto", se burló, cada palabra destilando irritación mientras sus ojos se clavaban en los míos con la agudeza de una cuchilla.
Arqueé una ceja, negándome a dejar que me intimidara. "¿Qué mejor excusa podría haber dado? Después de todo, ese hombre todavía parece dudar de nosotros". Mi voz sonó etérea, despreocupada, como si toda esta situación me divirtiera.
Apretó la mandíbula con tanta fuerza que podía oír la rabia rechinar entre sus dientes. "Sea lo que sea, no vuelvas a hacerme esa broma", gruñó, casi crujiendo los dientes por la fuerza.
Me burlé. "De todas formas, no es que te lo merezcas". Me recosté en la cama, levantando la revista que había estado leyendo antes como si su presencia no fuera más que polvo en mi hombro.
Sinceramente… nunca he conocido a un hombre con tanto ego metido en una sola cabeza.