PUNTO DE VISTA DE DAMIEN
La miré fijamente, mi mandíbula tensándose con una furia que luchaba por mantener enjaulada. La rabia hervía justo detrás de mis ojos. No tenía que darme un beso en la mejilla, haciendo ese maldito sonido lo suficientemente fuerte para que todo el pasillo lo escuchara.
No tenía que actuar como una esposa enamorada. Ya teníamos el acto en marcha.
Me recordé nuevamente que no iba a dejar que sus palabras de ayer se acercaran a mi corazón. No podía permitirme sentimientos. No podía permitirme apego.
Los sentimientos eran una completa pérdida de tiempo.
Inhalé lentamente, intentando no parecer que estaba a segundos de explotar. No tenía duda de que William era el que estaba merodeando afuera de la puerta como un espía viejo. Si no él directamente, entonces definitivamente una de las sirvientas que envió para husmear en mis asuntos. Era obvio lo que estaba haciendo, él aún dudaba, estaba esperando una prueba de que este matrimonio no era una farsa.
Aún dudaba de mí