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Una voz que hipnotiza

Cerré mis ojos, mi cuerpo se movía al ritmo de la música, como si estuviera atrapada en una especie de trance. La voz profunda del cantante me había hechizado por completo, y con cada entonación que salía de su boca mi piel se erizaba de pies a cabeza en su punto máximo. Estaba como en un sueño; transportada al espacio. Aquella voz sublime me envolvía como un abrazo haciéndome sentir cálida. Solo quería que el tiempo se detuviera y aquel momento mágico de éxtasis no terminará nunca.

La canción terminó, el ambiente del lugar quedó sumido en la melancolía que emanaba su voz. Como si de repente, las luces se hubieran atenuado y los corazones se hubieran entristecido. Los aplausos fueron suaves, respetuosos, parecía como si la audiencia quisiera honrar la emoción y la belleza de la melodía que acababan de escuchar. Fue un momento de quietud que dejó a todos en un estado de ánimo solemne pero conmovedor.

Una lágrima recorrió una de mis mejillas, aún miraba fijamente en dirección a aquella sombra que se proyectaba tras la cortina del escenario, sin mencionar palabra alguna.

Vanessa un tanto preocupada rompió el trance en el cual me encontraba.

– Solecito – dijo en un tono suave y dulce - ¿Te sucede algo?

Volviendo a poner los pies sobre la tierra, volteé a mirarla y viendo la expresión de preocupación de mi amiga, solté una sonrisa forzada intentando reconfortarla.

– Tranquila nena, no me pasa nada. Solo me conmovió la interpretación de este hombre.

– Yo ni siquiera sé que decía la letra – dijo, recuperando su personalidad extrovertida y su sonrisa aniñada - ¿Qué idioma era ese?

– Italiano nena, italiano – Respondí y volví a dar una mirada rápida al escenario.

La voz de la animadora volvió a retumbar en las bocinas. 

– Luego de esta triste pero hermosa interpretación de nuestro divo de la música, pasemos al reto de esta noche. ¡Y ahora sí! Que comiencen las votaciones. Y la primera pregunta es ¿De qué color es el cabello de nuestro cantante? ¿Será negro? ¿O tal vez castaño? ¿Lo llevará pintado de colores como algún personaje equino de "My little pony"? – Esta última pregunta salió acompañada de una risa bromista.

– Yo lo vi – decía Vanessa repetidamente, posando una mano sobre su frente – Pero no recuerdo su aspecto, Aaff.

– Conociéndote como te conozco, estarías comiéndote con la mirada a alguien más. Soy capaz de cortarme un dedo si estoy equivocada.

– Para que te digo que no, si sí. – respondió Vanessa un poco avergonzada.

– Dejen sus votaciones – Dijo la animadora – y preparémonos para oír otra hermosa canción interpretada por nuestro acompañante incógnito y amo del escenario. 

La siguiente pieza musical comenzó a sonar; esta vez fue un tema de una banda Inglesa: "Walking on Sunshine – Katrina and de Waves”. La voz de aquel personaje cuyo cuerpo estaba conformado por sombras, aún sonaba profunda y ronca, pero ahora con un aire de alegría. Llenó el bar con una energía vibrante; su estilo era auténtico y tradicional, pero también tenía un toque moderno que lo hacía único y memorable. Su interpretación era apasionada, sublime y emotiva.

Y así fue transcurriendo la noche, entre preguntas;  y canción tras canción el tiempo pasó desapercibido frente a mis ojos. Algunas melodías eran tristes y melancólicas, otras alegres y llenas de euforia. Vanessa intentaba obligarse a sí misma a recordar el aspecto del barítono, pero por más que lo intentaba no lograba tener una descripción que concordara. Por otro lado, yo me encontraba perdida en mis propios pensamientos; le dibujaba un rostro al intérprete que con la vibración de sus cuerdas vocales había logrado tocar las fibras más profundas de mi alma.

El hombre tras la cortina estaba sentado en un taburete, pero se podía denotar que era alto y de contextura semidelgada. 

«Debe tener una estatura de 1.80 metros o quizás más.» – Pensaba para mis adentros –  «Por el tono grave de su voz supongo que debe estar entre los cuarenta o cuarenta y tantos años; debe llevar barba de candado, moderadamente rasurada. Su tono de piel debe ser moreno, moreno oscuro definitivamente. Su cabello tiene que ser liso azabache, para facilitar que los dedos puedan entretejerse en el; y sus manos deben ser rústicas, de hombre fuerte, las cuales hacen honor a su voz.»

La voz de la animadora volvió a hacer aparición en la habitación llenándola por completo. La hora del evento concluyó, ya eran las 11:20 PM.

– Lastimosamente, hasta aquí llega nuestra noche de evento. Claro que aún podrán seguir disfrutando de nuestros servicios y subir al escenario a mostrarnos su talento. – Mantenía su tono alegre, captando la atención de las personas, las cuales estaban al pendiente de sus palabras – Y ahora, pasemos a decir quién es el ganador de esta noche de “Adivinando al cantante”.

En la pantalla situada en una de las paredes se proyectó el diagrama de barras basado en las votaciones acertadas de cada mesa, las cuales estaban identificadas por número.

– La mesa ganadora es.... – Sonó un redoble de tambores a través de las bocinas –  La mesa número catorce.

– ¡Sí! Sufran perras – Gritó Vanessa emocionada, acababa de ganar – Te dije que yo lo había visto – volvió a repetirme mientras me miraba con la expresión de un niño pequeño que acaba de recibir un dulce.

– Antes de marcharse, deberá pasar por recepción donde el dueño del bar le hará entrega de su premio – Añadió la animadora – Y ahora, lo que estaban esperando, ¿Cómo es la apariencia de nuestro misterioso amigo?

Las luces se apagaron nuevamente, dejando solo el foco de luz violeta. La cortina cayó al suelo, el redoble de tambores volvió  sonar a través de las bocinas y luego de unos segundos las luces volvieron a encenderse. 

Allí estaba, el dueño de la voz poderosa y madura que había estado escuchando con éxtasis genuino durante una hora entera. Al mirarlo me sentí confundida, como si hubiese sido engañada por mis propios oídos. 

¿Cómo era posible que aquel personaje que se encontraba frente a mis ojos hubiese logrado hacerme sentir, solo con la vibración de las ondas sonoras, un placer inmensurable, al punto de sentirme atraída?

Miré al cantante con los ojos abiertos de par en par. Mi mente luchaba por conciliar su imagen. Entonces volví la mirada a Vanessa y con un tono áspero le espeté:

– Quiero marcharme.

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