Joan no se atrevió a mirar.
Cerró los ojos.
La cremallera se movió lentamente, ¡el sonido de la cremallera sonaba como si estimulara los tímpanos de las personas!
Los labios de Joan se movieron.
Pero no se atrevió a emitir un sonido.
¡La cremallera se abrió rápidamente!
La imagen que Alfredo menos quería ver apareció ante sus ojos.
Afortunadamente, no era un cadáver, sino una pierna.
Sí, ¡dentro de la bolsa negra había una pierna humana ensangrentada!
Alfredo la miró con seriedad.
La mirada es solemne.
Joan no escuchó ningún ruido y abrió lentamente los párpados.
Al ver lo que tenían delante, retrocedió un paso asustado.
No era que fuera demasiado cobarde para soportar una escena tan sangrienta.
Estaba asustado porque temía que fuera la pierna de Felipe.
Alfredo susurró: —No es seguro aquí.
Joan asintió.
Habían entregado algo, lo que significaba que ya habían confirmado su ubicación.
—Si es así, ¿no estamos todos en peligro?
Dijo Alfredo: —Tú ocúpate de esto, yo iré a informar a Rodrig