"Alberto... ¿Cómo es que eres tú?"
En cuanto vio que era Alberto, se sobresaltó y después de reaccionar, le regañó, "¿Dónde has estado?"
"Hermana, diles que me suelten primero." Dijo Alberto.
Su brazo estaba a punto de ser retorcido.
Gabriela hizo un gesto con la mano y le dijo a los guardaespaldas, "¡Le conozco, suéltalo!"
Los guardaespaldas lo soltaron y salieron de la casa.
Gabriela le preguntó, "¿Qué te pasa? ¿Por qué vendiste la casa?"
Alberto dijo, "Pensé que podrías ayudarme a encontrar a Aurora, pero, como habías vuelto a desaparecer, y Rodrigo estaba en el extranjero, y no había nadie que me ayudara, intenté encontrarla por mi mismo, pero no había ninguna pista, y desapareció sin dejar rastro."
"Estoy triste y fui al bar para tomar una copa, pero descubrí por casualidad a la secretaria de Rodrigo, que hablaba a hurtadillas con un hombre en un rincón. Curioso, seguí al hombre y como resultado..."
Él miró a Gabriela, "¿Adivinas lo que vi?"
"¿Qué viste?"
Gabriela dijo, "Habla má