Gabriela ya lo había considerado bien, pero al pensar en enfrentarse a él, se estremeció más o menos.
¡La violencia de ayer aún estaba fresca en su mente!
Respiró profundamente, se armó de valor y se dirigió hacia dentro.
Empujó la puerta y vio a Dalia.
-Benvenida a casa, señora.-dijo Dalia sonriendo.
Gabriela contestó y miró dentro, sólo vio a alguien en el sofá, sin poder ver su cara.
-El señor está.-dijo Dalia.
-Sr. Rodrigo.-Gabriela lo saludó y entró en la casa tras cambiarse los zapatos y se esforzó por mostrar una sonrisa.
Rodrigo dejó la revista económica que estaba en su mano y echó un vistazo a ella.
-¿Me llama señor?-dijo Rodrigo con un tono irónico.
Esta mujer, ¿no quería divorciarse de él mientras actuaba distante?
¿Era un truco de la lujuria?
-No quería tocar sus cosas, lo siento mucho.-Gabriela ya se había disculpado y volvió a decirlo sinceramente.
-Acaso piensas que si dices que lo sientes, te perdonaré, ¿sí?-Rodrigo se recostó en una postura lánguida, con las piernas e