Después de pensarlo mucho, Gemio finalmente dijo: —Quiero aprender a disparar.
Gabriela se quedó sin palabras.
Gemio dijo: —Lo vi en la televisión, la gente lo hace así......
Mostró a Gabriela la postura de disparo que había aprendido: —¡Fiuuuum—! Impacta directamente en el centro del blanco, ¡qué genial!
Cuando Gemio hablaba, sus redondos y grandes ojos brillaban.
Obviamente, le encantaba la idea.
¡Niños!
—Si empiezas a aprender ahora, ¿no serás muy joven? ¿Qué tal si esperas un año más?
Gemio movió su pequeña cabeza: —Puedo tomar uno más pequeño.
Gabriela dijo: —Consultaré y veré si hay algo adecuado para niños de tu edad.
Después de decir eso, sugirió: —¡Vamos, a estudiar la lección de hoy!
Gemio preguntó: —¿Ya no aprenderemos a disparar?
—No sé cómo disparar y tampoco puedo enseñarte. Consultaré más tarde. Solo después de obtener la información podré enviarte a aprender —explicó Gabriela con paciencia. Mirando a su hijo, añadió: —Incluso si aprendes a disparar, no significa que pue