El sol apenas había asomado en el horizonte cuando Collin abandonó los aposentos a toda prisa, sin mirar atrás. El aire fresco de la mañana debería haber calmado su mente, pero su cuerpo seguía tenso, su corazón latiendo con fuerza. Lo último que quería era encontrarse con Liam. No después de la noche anterior.

Sus manos aún hormigueaban, como si la piel de él siguiera sobre la suya.

Cerró los ojos con fuerza y respiró hondo antes de dirigirse al centro de la aldea.

El comedor estaba lleno de movimiento, mujeres que iban y venían, organizando provisiones y comentando con preocupación la inminente guerra. Entre todas, Eve se destacaba, guiándolas con la autoridad natural que siempre la acompañaba.

Collin pensó en regresar, pero ya era tarde.

Eve la vio.

Antes de que pudiera reaccionar, la mujer cruzó el espacio y tomó su muñeca con firmeza, arrastrándola hacia el centro de la multitud.

"¡Aquí está! Nuestra anfitriona."

La voz animada de Eve hizo que Collin se tensara en el acto. Todas