Kary se sentó en el nido de mantas en la habitación de Emerson, se sintió inquieta. Aún reparaba en la piel caliente y febril de él, por su inesperado encuentro con el hombre lobo. Todavía podía sentir la fuerza de uno solo de sus brazos, sujetando sus ambos brazos por encima de su cabeza, mientras la suspendía en el aire. Ese hombre podría haberle hecho cualquier cosa. Estaba a su merced, del todo indefensa.A la veterinaria se le encogió el estómago, el calor que experimentó, aquel calor le lamió el centro entre sus piernas y, con horror, se dio cuenta... de que ese lycan la excitaba. La forma en que la controlaría…Su miedo se había convertido rápidamente en excitación, y eso definitivamente nunca le había pasado antes en la vida.¡Ya no era una adolescente hormonal, por el amor a todo lo sagrado!Así, estando en silencio, se preguntó por qué Emerson se había ido tan de repente. Casi se veía enteramente enfadado, y ella se había quedado aturdida, confusa y desorientada. Había segui
La científica agradeció internamente que no se hayan aventurado en la sala principal, eso estuvo bien, ella ya había estado allí y había hecho eso. Además, el trono de Emerson le parecía bastante pretencioso, pero claramente no iba a decírselo. Esos tronos le traían malos recuerdos de todos modos.En su lugar, viajaron a través de una serie de túneles algo rocosos hasta que llegaron a un enorme campo subterráneo. ¿Por qué tenían una especie de fortaleza subterránea debajo del castillo?Allí, las rocas incrustadas en las paredes eran más abundantes, como telarañas en las paredes y techos rocosos. El aire era húmedo como el de un invernadero y las plantas... No pudo contener el jadeo que escapó de su garganta.Tantas plantas.Frondosas, con tallos de color verde morado. Algunas daban grandes frutos arriba, en la copa, mientras que otras permanecían pegadas al suelo, y ahí, su lado botánico supuso que su fruta o verdura estaba en sus raíces, como una batata.—¿Esto…? ¿Esto es lo que come
Comió tanto como se pudo atrever. Antes estaba demasiado aterrorizada para pensar en la comida, pero ahora que se sentía criminalmente a salvo en el castillo, específicamente en el dormitorio de Emerson, por fin podía tragar sin que se le hiciera un nudo en la garganta. Aunque aún así, no quería ponerse enferma, así que delicadamente se abstuvo de engullir toda la fruta que tenía delante. Que por cierto, sabía lo más cercano al paraíso de lo que pensaba.Fruta. Bajo tierra. Apenas podía creer lo que vieron sus ojos y deseó que su secretaria y su hermana estuvieran con ella. Probablemente su hermana estaría recopilando todos los datos que pudiera lo más rápido posible mientras su secretaria se dedicaría a documentarlo todo con fotos y vídeos. Las manos de Kary cayeron sin fuerzas sobre sus piernas. Las echaba de menos. Incluso al regaño de ambas por la falta de cuidado de ella en su vida en general. Pero no podía decir que lamentara haber caído en el territorio del alfa. Aquel lugar e
De repente, el lycan se levantó bruscamente y sus manos con garras se fueron a la cintura de sus pantalones. Rápidamente la alerta de Kary sonó en su cabeza, así que se puso las manos delante de su cara, me dio la vuelta gritando: —¡Vaya, vaya!—¿Qué?—él gruñó desde algún lugar frente a la botánica.Miró cuidadosamente entre sus dedos. Las manos del líder de la manada seguían allí, sin moverse, y gracias a Dios todavía estaba completamente vestido. —Es que... ¿quieres decir ahora? ¿Ahora mismo?Emerson estaba verdaderamente desconcertado. —Si no es ahora, ¿cuándo?Kary apretó los labios. Él tiene toda la bendita razón y su pregunta tenía todo el sentido del mundo, pero, cielos. La idea de participar en un experimento la excitaba, pero no pensó que tendría que enfrentarse tan pronto a la realidad de que iba a... consumar con ese lycan y cualquier órgano que tuviera en los pantalones. —¿Podemos... aumentar? Digo, ¿llegar a ese punto y todo eso?—¿Aumentar?—¿Acaso la humana se estaba
—¿Qué te parece?—dijo Msrih mientras alfa y sanador veían los cuerpos destrozados de media docena de desquiciados arder por el fuego que habían creado para asegurarse correctamente de sus muertes. Las rocas en las paredes del castillo brillan con poder que el alfa sintió hasta en la más minúscula célula de su cuerpo e inhala el dulce aroma del dolor de esos lobos mutantes.—Ellos indiscutiblemente se están volviendo mucho más astutos.—¿Crees que es por ella? ¿Tendrá algo que ver con este gran cambio significativo?—Sí, pero por más de que lo pienso y pienso, una y otra vez, aún no entiendo por qué. ¿Por qué no se la comieron cuando llegaron a ella primero? ¿Qué esperaron cuando ella estaba en el bosque entrando y saliendo de la inconsciencia? No podían saber que yo querría tener algo que ver con ella.El sanador se frotó las puntas de los hombros doloridos por la reciente transformación a lobo—. No tiene ningún sentido, ni de cabeza ni de pie.—Necesito localizar a un pariente lejano
Estaba harta de todo el tiempo tener miedo. Ella había asumido que los desquiciados eran esos monstruos de mente simple que querían devorarla de cena. No se había dado cuenta de que había toda una colonia de ellos y de que los desquiciados que vio por primera vez en ese inmenso bosque no eran más que simples soldados. Los que hirieron a Ernee -no quería pensar que estaba muy grave o peor aún, muerto- y la raptaron eran una especie de líderes superiores.Monstruos bípedos, más humanoides y claramente inteligentes, hablaban un idioma real en lugar de un montón de gruñidos y gemidos. Aunque su cerebro parecía estar traduciendo algo, sus palabras eran confusas y a la veterinaria le resultaba difícil descifrarlas. Y ahora, estando atada y siendo cargada como una bolsa de papas sobre las espinosas espaldas de los desquiciados, decidió ahorrar energías. No iba a escapar de ellos, de todos modos, no ahora, mientras su secuestro fuera su principal objetivo. ¿Ella quería que la transportaran
¿Qué hacía el principe en tierras de Emerson? Se detuvo a pensar. ¿Seguía en la tierra del alfa de la manada Hanjx? Probablemente no, si la presencia de literalmente su jefe, era una pista.—¿Qué? ¿Cómo…? ¿Cómo me encontraste? El principe rubio, tan rubio como ella, subió las comisuras de sus labios, sin embargo sus ojos destilaban desdén de aquí a china.—Nadie te enseñó modales, ¿Verdad?—negó como si estuviera verdaderamente apenado. Kary entrecerró los ojos con molestia. Una cosa es que sea un príncipe y otra cosa es que sea un puto imbécil—. Pobre criatura, es desagradable que hagas que un príncipe pise este…—recorrió la caverna con los ojos y la mueca de asco pintada en todos sus cincelados rasgos—. Lugar.—¿Viniste a llevarme? ¿Puedes decirles a ellos que me suelten?El príncipe la observó por un momento más antes de desviar la mirada hacia los desquiciados, pero tras su breve contacto de miradas, volvió a poner sus ojos en ella.—De hecho…—chasqueó los dedos y atrás apareciero
A través del polvo que la capa gruesa hizo al cerrar la entrada súbitamente, una forma tomó forma frente a ella, tan de repente y tan enorme que al principio pensó que estaba viendo e imaginando cosas por la gravedad de su situación. Pero de otra gran boca de la caverna emergió una criatura enorme e hinchada, como una especie de mancha que se movía sobre pequeñas patas como un milpies gigante.Su parte superior rozaba el techo de la caverna, que debía de tener tres o cuatro pisos mínimo de altura. No tenía ojos, sólo una piel fina y casi translúcida.Bajo la piel, unas formas vaporosas se desplazaban como humo café y gris, moviéndose alrededor del gigantesco animal globo, a veces presionando la piel como si intentaran escapar antes de volver a retirarse al interior, como tomando impulso en una carrera de velocidad.Los desquiciados superiores se arrodillaron e inclinaron la cabeza con mucho más respeto que con el príncipe, mientras que los desquiciados soldados aplastaron el vientre