Capítulo 114

Otras de esas bestias salvajes acabaron con enormes heridas abiertas o miembros amputados como si no fueran más que mantequilla contra un filoso cuchillo del desayuno. Pero a medida que más de ellos se apretujaban en el pequeño espacio, Shys los agarraba a ellos y a los heridos con sus extremidades, partiéndolos por la mitad sin esfuerzo como se haría con un trozo de papel o con un pedazo de madera que se puso en agua demasiado tiempo y la madera hubiese absorbido todo el agua, haciéndolo inútil a la resistencia para que no se rompa. Se deshizo de esos bells como si fueran basura y le arrancó la cabeza a otro de un mordisco con su enorme boca llena de dientes como navajas.

Apenas habían transcurrido treinta segundos y ya se acumulaban los cadáveres a un lado de la escena. Todo iba tan deprisa que a Kary le parecía estar moviéndose a cámara lenta mientras disparaba a las criaturas.

Estaba dirigiendo su pistola eléctrica hacia un puñado de Bells que se precipitaban hacia un sendero cerc
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